Hace un par de años, el artista visual boliviano River Claure (Cochabamba, 1997) estaba estudiando fotografía gracias a una beca en el prestigioso centro de estudios EFTI en Madrid cuando, de casualidad, cayó en sus manos la famosa novela “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry. Esta lectura detonó una pregunta, ¿qué pasaría si el principito fuese boliviano? La respuesta la resolvió a través de Warawar Wawa (hijo de las estrellas, en Aymara), un proyecto fotográfico que recontextualiza el libro en clave de la cultura andina.
“Mientras leía me pregunté porque me imaginaba blanco y rubio al protagonista. Me di cuenta que era un prejuicio, así que me imaginé cómo sería un principito como yo, moreno, con bisabuelos provenientes de una comunidad andina que migró desde Calacota a la ciudad. Ahí salió la idea del principito andino, una idea que desarrollé dos años más tarde cuando regresé a Bolivia y obtuve los fondos del estado para materializarlo”.
“Me imaginé cómo sería un principito como yo, moreno, con bisabuelos provenientes de una comunidad andina”
Para desarrollar la narrativa de Warawar Wawa el autor interpela las identidades sincréticas del territorio, y utiliza el concepto “ch’ixi” (gris, en Aymara) que la socióloga boliviana Silvia Rivero Cusicanqui acuñó previamente. “El concepto no solo se refiere al color gris, sino que también a una manera de hacer gris. Las tejedoras andinas cuando tejían y querían generar un color indeterminado o un tercer color sin tener que usar un hilo ya pintado, yuxtaponían hilos de varios colores sabiendo que iban a generar otro color, entonces ‘ch’ixi’ no es solo el color gris, sino también es una manera de crear muy nuestra”.
El proyecto también hace una propuesta que detiene el flujo incesante de imágenes colonizadoras que cuentan la historia desde una mirada hegemónica y, así, deja de reproducir ideas heredadas. “Una vez googlié Bolivia y las imágenes que me salieron eran llamas, montañas, coca, indígenas y Evo Morales. Yo no soy esto, ni esto. No solo necesito generar imágenes de pertenencia, necesito pertenecer a ellas. Soy una mezcla, soy gris y soy un devenir de culturas yuxtapuestas”.
Así, muchas de las imágenes que componen el proyecto se mueven en una zona gris, entre la realidad y la ficción. River prefiere dejar que las imágenes hablen por sí solas, pero entrega algunas luces con respecto a su metodología de trabajo.
“Una vez googlié Bolivia y las imágenes que me salieron eran llamas, montañas, coca, indígenas y Evo Morales. Yo no soy esto [...] so una mezcla, soy gris y soy un devenir de culturas yuxtapuestas”
“Trabajo con un equipo compuesto por una productora y un director de arte. Me ayudaron a conseguir los lugares y los objetos y personas que necesito para construir las imágenes, porque todas las fotografías previamente están hechas con lápiz y papel antes de tomar la foto. Obviamente en la construcción de las imágenes hay varios recursos fotográficos como la puesta en escena, pero en verdad mi propuesta, es ‘Ch’ixi’, osea que es gris”.
Warawar Wawa se ha convertido también en un libro fotográfico publicado por la editorial colombiana RAYA y editado por Santiago Escobar Jaramillo. La propuesta cumple una doble función: por un lado contiene las imágenes que dan forma a la narrativa y, por el otro, permite leer El Principito traducido íntegramente al aymara. “Después de investigar di con una traducción en Aymara que Rubén Hilari Quispe y Martín Canaviri Mamani habían realizado en El Alto y que nunca había sido publicada. Así que todas las decisiones de diseño están tomadas con esa doble función, ser un libro de fotografía y también de literatura. Además, incorpora bocetos y otros recursos gráficos como los stickers que invitan al lector a jugar dentro de la propuesta, a volver a ser un niño”.
“Todas las decisiones de diseño están tomadas con esa doble función, ser un libro de fotografía y también de literatura”
Actualmente, River sigue trabajando para difundir Warawar Wawa, el cual puede ser que sea incluido en la propuesta curricular educativa primaria de algunas regiones de los andes para así continuar imaginando un identidad un poco más “gris”.