Adrian Robos (Valencia, 1992) camina por los túneles de una vía férrea abandonada o va al encuentro con una pared escondida en la periferia. Cuando pasa por esos lugares es solo Adrián, pero algo cambia cuando tiene su cámara análoga en el bolsillo. Va solo o con amigos, es de noche y se mueve a paso acelerado, al compás del eco de la caminata y el sonido de las latas de aerosol en la mochila. Saca la cámara y enfoca a quienes lo acompañan. Dispara sobre los graffitis que pintan, la pizza que se comen, las cervezas que se toman, lo que hace cada uno y lo que pasa casi a cada instante y en cada momento. Ahí deja de ser Adrián y pasa a ser Adrian Robos.
“Cuando empecé a disparar fotos y exponerlas en público, quise separar y tener muy presente que existían dos Adrianes. Adrian Robos, un alter ego creado simplemente para mostrar mis fotos en redes; y Adrián, una persona ‘normal’ cuyos intereses no tenían por qué ser captados con una cámara y mucho menos expuestos en público”.
“Cuando empecé a disparar fotos y exponerlas en público, quise separar y tener muy presente que existían dos Adrianes”
Adrián –o Adrian Robos de forma definitiva– ha ido consolidando una carrera como fotógrafo autodidacta y, el 1 de mayo lanzó ‘Never Alone’ (Hobo Books), un fotolibro que reúne el graffiti, la fotografía y la vida entendida como un colectivo. Es decir, su mundo.
Podría considerarse una antología que retoma la visión de trabajos anteriores: amigos, graffitis, noches, momentos, días, playas, conversaciones, cervezas, caminatas sin rumbo.
Sin embargo, el libro se revela como una antología con ánimo retrospectivo y casi definitiva –a pesar de su corta edad– de su proyecto artístico: una forma de asumir que no hay otro Adrián más que Adrian Robos. “Yo mismo me repetía: ‘cuando lleves la cámara encima eres A.Robos, cuando no, solo Adrián’. Algo imposible porque siempre cargaba la cámara y todo me parecía muy interesante. (…) Tomar fotos ha sido la forma de tener un diario gráfico con el paso de los años”.
Y si la fotografía es la forma en la que Adrian Robos ve, el graffiti es el elemento central en torno al cual se reúnen los otros aspectos de su vida, con el telón de fondo de la transición del análogo al digital que vivió su generación. “El graffiti fue uno de los principales motivos por los que decidí disparar en analógico, y esto me hizo crear un nexo prácticamente irrompible entre ambas cosas. Esto me hace sentir constantemente en deuda con el graffiti por todo lo que me ha aportado, y capturar momentos de esta cultura para mí solo es una forma de rendirle mi pequeño ‘homenaje’”.
“El graffiti fue uno de los principales motivos por los que decidí disparar en analógico, y esto me hizo crear un nexo prácticamente irrompible entre ambas cosas”
Esa matriz generacional configura, en Adrián, la vocación de hacer trascender de alguna u otra manera a lo que le toma fotos, sea el graffiti o los instantes vividos junto a sus amigos (de carácter efímero por naturaleza), a través de un fotolibro impreso y mediante la estética depurada del film de 35 mm.
“El simple hecho de que alguien haga una publicación física, en forma de libro o revista, y se aleje de la instantaneidad de las redes, dejando de lado lo efímero de éstas, ya lo convierte en trascendente. […] El libro surge completamente como una necesidad personal de hacer un ‘elogio’ a todos mis amigos, a quienes quiero, respeto y admiro tanto personal como profesionalmente. Ha sido creado por y para ellos de forma totalmente orgánica, y sin ellos no existiría. Publicar ‘Never Alone’ es mi manera personal de agradecerles todo lo que hacen por mí cada día. Y, sobre todo, de agradecerles que nunca me sienta solo, de aquí el título”.
“Publicar ‘Never Alone’ es mi manera personal de agradecerles [a mis amigos] todo lo que hacen por mí cada día. Y, sobre todo, de agradecerles que nunca me sienta solo”
El proceso de creación del libro fue rápido por ser una idea que Adrián ya venía trabajando hacía tiempo, pero asegura que es su trabajo más importante hasta el momento: “uno, porque es la primera vez que intento transmitir a través de un conjunto de imágenes diferentes un solo sentimiento personal. Y dos, porque el libro está hecho con materiales y acabados con los que hasta ahora no había podido trabajar”.
Actualmente, Adrián sigue asimilando el proceso de la publicación y la difusión del proyecto, y está ya pensando en una segunda parte. “Solo espero nunca perder la ilusión”, dice, sobre seguir acumulando rollos y publicando libros, buscando la forma de tratar aquello aparentemente efímero con vocación de hacerlo eterno.
Puedes adquirir un ejemplar de ‘Never Alone’ en Hobo Books.
