Con una paleta de colores vivos y variados, las pinturas de Marcelo Canevari (Buenos Aires, 1984) nos incitan a descubrir lo que habita y toma vida dentro de ellas. Personajes imaginados o soñados que recorren y forman parte indivisible de paisajes naturales, de bosques interminables, que actúan como una coartada para mantenernos en trance. Luego, se mostrarán sus verdaderas intenciones: en la pintura existe una historia oculta.
El arte nunca fue una disciplina ajena en la vida de Marcelo. Su padre, quien falleció hace pocos meses, era un reconocido ilustrador y naturalista, amante y defensor de la naturaleza que logró fusionar sus dos pasiones, el arte y la ciencia, para crear guías ilustradas de la fauna y la flora de Argentina, en las que participaría también Marcelo.
“Cada vez que encontraba una tira de papel, mi padre nos dibujaba a mí y a mis hermanos rodeados de animales. Mi hermano y yo jugábamos a adivinar qué animal estaba dibujando. Para hacerlo más desafiante, él siempre comenzaba dibujando las partes más inusuales”.
Al trabajar codo a codo con su progenitor descubrió que la ilustración científica era limitante para lo que realmente quería hacer y expresar: “Trabajamos en varios libros y proyectos de divulgación que requerían un estilo preciso y limpio. Pintábamos especies animales utilizando pieles, cráneos y archivos fotográficos como referencia. Mi padre me enseñaba y corregía los errores en cada una de las ilustraciones. Estos trabajos me moldearon, pero, con el paso de los años, comencé a sentirme limitado. Sentía la necesidad de plasmar el conocimiento técnico adquirido en una obra que me permitiera abordar otros temas”.
Con el apoyo de la artista visual Ornella Pocetti, quien le alentó a alejarse de la pintura en papel y explorar el lienzo, dio el salto del detalle y la minuciosidad que requiere plasmar la realidad a algo más onírico: “Comencé a experimentar con mi obra personal. Mantuve la influencia de los entornos naturales y algunos aspectos de la precisión técnica, pero incorporé elementos y personajes oníricos en mis pinturas”.
“Mantuve la influencia de los entornos naturales y algunos aspectos de la precisión técnica, pero incorporé elementos y personajes oníricos en mis pinturas”
El trabajo de Marcelo comenzó a virar hacia lo que es hoy en día: una narrativa en acuarelas impactada en su contenido por la literatura de terror y el cine. Gracias a estas referencias y los significados que encontró en ellas, identificamos personajes en el lienzo que nos incitan a descifrar las situaciones que suceden en todos los rincones de la composición. “A veces, imagino la historia o un momento particular del relato en mi mente y luego elijo qué personajes la protagonizarán. En otras ocasiones, surgen personajes completamente nuevos, lo cual me gusta porque sus intenciones resultan más misteriosas”.
Estos personajes se acercan al cuento infantil, para después alejarse para los ojos más “avispados”, y regresar a lo lúdico. Son figuras fantasmagóricas que pululan por el lienzo y que no son lo que parecen, niños que no hacen cosas de niños, personajes de dibujos animados, figuras del folklore nacional…: “La mayoría de los personajes suelen estar en el límite entre la inocencia y la maldad. No muestran sus caras; en su lugar, utilizan máscaras que ocultan sus intenciones. Esta tensión me permite plantear preguntas en la mente del espectador”.
“La mayoría de los personajes suelen estar en el límite entre la inocencia y la maldad. No muestran sus caras; en su lugar, utilizan máscaras que ocultan sus intenciones”
Este juego de familiaridades a través de los colores y la técnica de cuento en las obras de Canevari permite crear una complicidad entre el espectador y la pintura: “Siento que el espectador naturalmente se siente en un lugar seguro y eso le permite acercarse con seguridad a la pintura”. A partir de ahí, se van desvelando los elementos inusuales, los cuales nos invitan a autocompletar la obra, a imaginar nuestra propia versión de la narración. “En mis obras busco el equilibrio del misterio. La idea es que el momento tenga tensión y narrativa, pero evitando la obviedad de la historia”.
En la actualidad, Marcelo trabaja en varias muestras colectivas y en una exposición individual, y colabora con Ornella Pocetti en “El canto del volcán”, un proyecto que explora la pintura como una forma de diálogo: “Tomamos muchas de nuestras influencias y afinidades como artistas y las plasmamos en una serie de pinturas realizadas en conjunto. Nos inspiramos en elementos de la pintura medieval y en el arte de portada de las revistas Pulp de la década de los 50s”.
Puedes revisar su trabajo completo en @marcelocanevari