La ciudad de El Alto en Bolivia está situada a más de tres mil metros de altura, y en ella se concentra una extensa población de origen Aymara proveniente de los sectores rurales de la nación boliviana. Durante varias décadas, esta migración del campo a la ciudad ha sucedido por varias razones, pero principalmente para mejorar su calidad de vida y aprovechar las oportunidades económicas que ofrece esta urbe. Con el paso del tiempo, las diferentes comunidades Aymaras han vinculado su propia cultura ancestral con la realidad moderna de la ciudad, dando origen a nuevas formas de representar sus ritos y tradiciones.
Consciente del auge e importancia de este fenómeno sociocultural, el fotógrafo Manuel Seoane (La Paz, 1984) decidió documentar las fiestas de Preste, una de las celebraciones más emblemáticas y representativas de las comunidades Aymaras que residen en El Alto, y que festejan principalmente el prestigio social y el poder económico adquirido producto de los negocios en la ciudad.
“En las Preste existe este devenir Aymara que no se cierra en sí mismo, sino que se abre y absorbe toda la cultura que los rodea”
“Las fiestas de Preste son reuniones sociales convocadas por un ‘Qamiri’, un individuo que logró un ascenso social y económico en la ciudad y que pertenece a esta nueva clase social alteña de origen Aymara que proviene de alguna zona rural del territorio. Además, en esta celebración, también se crean redes comerciales entre los participantes, por lo que la asistencia a una de estas fiestas puede beneficiar tu proyección en el trabajo y los negocios. En la Preste también se elige a un representante social de la comunidad convocante, un cargo político que será responsable de las acciones y decisiones en el futuro”.
En las celebraciones que dan vida a la Preste también se desarrollan bailes tradicionales con trajes coloridos repletos de símbolos sincréticos que se combinan con elementos propios de la estética contemporánea. Manuel pone especial atención a estos detalles en su registro fotográfico.
“No es solo una moda, son formas de decir quiénes son dentro de su propia comunidad y la ciudad que los acoge, por eso hay mucho brillo y colores chillones en los trajes, simbolizan dinero y poder. También existe un vínculo con la cultura pop, por ejemplo en los Cholets y los transformers o cholas que se retratan junto a Silvester Stallone. En las Preste existe este devenir Aymara que no se cierra en sí mismo, sino que se abre y absorbe toda la cultura que los rodea. Es una interpretación muy valiente y demuestra que no tienen miedo a generar su propia idea del mundo. Sí toda Bolivia fuese de ascendencia Aymara, entonces así nos veríamos en la actualidad”.
“Las Prestes son una oportunidad para abrir puertas y demostrar al resto que son grupos de poder”
Manuel comenta que, a pesar del ascenso y posicionamiento de esta nueva clase social, aún existen tensiones raciales entre las comunidades Aymara y la sociedad de La Paz y El Alto. “Los migrantes Aymaras llegaron con muy poco a la ciudad para buscar oportunidades. Aquí se dedicaron al comercio y acumularon dinero y poder, pero lamentablemente aún teniendo este nuevo estatus social y económico, la sociedad de la ciudad los trata de forma muy dura porque no existe una aceptación total. Tienes dinero pero sigues siendo chola, así que las Prestes son una oportunidad para abrir puertas y demostrar al resto que son grupos de poder y que se puede ser Aymara y también ser parte de esta ciudad y su sociedad”.
Ahora mismo Manuel se encuentra trabajando en la materialización de Preste a través de un fotolibro para visualizar la cultura Aymara contemporánea que surge en lo urbano. “Sí es que existe el desarrollo, para mi este es el futuro de Bolivia”.