Hayas nacido o no en los 80s o 90s, seguro que recuerdas los créditos iniciales del “Príncipe del Rap”, en los que Will Smith nos cuenta que le mandaron a vivir con sus tíos a Bel-Air, como castigo por ser “un poco rebelde”. Esos primeros segundos fijan el imaginario de colores y ropa oversize del protagonista, que revolucionará a su refinada familia de Los Angeles. Laia (Barcelona, 1984) tiene ese universo de color fijado en su memoria, son los primeros estímulos creativos que le llevaron a construir su propio estilo en el mundo del graffiti y la creatividad.
“Una mañana, a finales de los 90, estaba viendo ‘El principe de Bel-Air’ (así lo llaman en España) en la televisión, y apareció una imagen de un graffiti. Algo en mi cabeza hizo click al momento, ese mismo día salí a buscar algún lugar donde poder comprar mis primeros sprays y ahí empezó todo”.
A partir de ahí, y hasta ahora, ha ido “a la suya”, guiada por la intuición del artista, sin parar de crear y de aprender de todo y de todos en el camino. Ha pintado muros en muchas ciudades, ha creado marcas de ropa, accesorios y objetos, se ha forjado una reputación y ha instaurado un estilo de piezas coloridas que plasman su esencia optimista a través del graffiti. Una evolución orgánica que le ha mantenido fiel a sí misma y a lo que le gusta.
“Nunca he sido persona de fijarme en lo que hacen los demás, hago las cosas como me fluyen, no como se supone que se hacen. Empecé sin referencias, sin un ejemplo al que seguir, no conocía a nadie que pintara graffiti y no existían las redes sociales ni Google. Hacía tags y dibujaba mi nombre una y otra vez. Una noche de verano, una amiga me dijo que me podía acompañar a pintar y vigilar y no dudé en usar esos sprays que había comprado un tiempo atrás por primera vez. Fue genial, aunque lo que pinté fue horroroso, obviamente. Después de eso, pinté algunas piezas más hasta que, finalmente, conocí a otras personas que también pintaban, de eso hace 22 años y aún son mis amigos”.
“Nunca he sido persona de fijarme en lo que hacen los demás, hago las cosas como me fluyen, no como se supone que se hacen”
El rasgo que sí le ha acompañado en el relleno de sus piezas es el uso de los colores vivos y los contornos redondeados y gruesos, los smileys, los personajes de dibujos animados y los mensajes afirmativos.
“Siempre me han gustado mucho los colores alegres, y nunca me he planteado usar grises o marrones porque considero que la vida en si ya tiene demasiados oscuros como para, además, usarlos por elección propia. Los colores alegran la vida y el alma, no somos conscientes de cuánto nos afectan los colores con los que convivimos. Yo, exteriormente, puedo parecer seria e introvertida (sobre todo cuando era más joven, por simple timidez), soy muy escorpio con todo lo que conlleva. Añadir esa explosión de colores y de elementos positivos creo que es mi manera de sacar la alegría, la positividad, y todas las cosas divertidas que viven en mi interior y que exteriormente a veces no se pueden ver. Es como una terapia conmigo misma. Me encanta pensar e imaginar que, personas que están tristes o en situaciones complicadas, puedan ver mis piezas por la calle y que eso les pueda alegrar el día”.
“Añadir esa explosión de colores y de elementos positivos creo que es mi manera de sacar la alegría, la positividad, y todas las cosas divertidas que viven en mi interior y que exteriormente a veces no se pueden ver. Es como una terapia conmigo misma”
Ese empuje creativo le ha llevado también a emprender: en 2013 abrió su primera tienda con marca propia en Barcelona (Acab Store y 1312), con la que estuvo creando colecciones y catálogos, vendiendo a tiendas de todo el mundo y trabajando con su equipo “como bestias”, durante 8 años. Todos los conocimientos adquiridos en ese tiempo, los aplicó a la creación actual de sus propios productos como escritora de graffiti y a su proyecto de tienda online Mágico. “Disfruto muchísimo haciéndolo, nunca puedo parar de hacer cosas, realmente me encanta trabajar en esto, desde el diseño del producto, a organizar la producción, a hacer las cuentas, los shootings y fotos de producto, hasta la venta final y enviar yo misma los paquetes con mucho cariño”.
Este sinfín de proyectos en paralelo igual le dejan tiempo para colaborar desde hace más de 4 años con Montana Cans, con quienes diseñó su propia lata de spray, algo con lo que soñaba la pequeña Laia de 14 años, y para hacer un tour por varias ciudades de Estados Unidos. “En este viaje, ha sido muy interesante ver que, según la ciudad donde te encuentras, el estilo de letras, ambiente, y onda con la gente, es super diferente. Las ciudades con palmeras y playa funcionan de una forma más ‘chill’, más buen rollera, y las ciudades con grandes rascacielos son más ‘fast’, más ‘aquí y ahora’. Hay algo que también me marcó mucho de este viaje: yo siempre trato de ser hospitalaria con los turistas que vienen a pintar a Barcelona, pero en Estados Unidos aprendí que se puede ser mucho más acogedor. El trato que recibí allí, por parte de personas que no me conocían, fue increible y debe tomarse de ejemplo. De todo esto, estoy preparando un video que he grabado durante todo el viaje y un fanzine que saldrá de la mano de Hobo Books y que anunciaremos pronto, así que estad atentos!”.
En el futuro, Laia espera poder abrir un espacio en Barcelona que la gente pueda visitar y desde la que distribuir su marca, Mágico, a más de los 5 países en los que ya se vende. Puedes seguirle en @iamlaia
