PABLO_CHILL-E_(PH Fernando Liberona)-02022

Cuando el trap se viste de gala: Pablo Chill-E en Red Bull Symphonic

La carrera de Pablo Chill-E (Santiago, 2000) siempre ha estado en constante crecimiento. Así ha sido desde que, sin mayores pretensiones, lanzó sus primeras composiciones, cuando comenzó a ganar relevancia internacional con colaboraciones junto a Bad Bunny, o cuando se consolidó como un infaltable en la cultura chilena. Hoy es la voz más importante del movimiento urbano en Chile, y eso no es casualidad. Gran parte de su trayectoria la ha dedicado a darle un nuevo significado al trap, a llevar el arte a lugares impensados o, simplemente, a poner a todos los niños de la pobla a cantar.

El 5 y 6 de septiembre llevó su compromiso un paso más allá y se atrevió a recorrer territorios que no había explorado, vistiéndose de gala para interpretar sus canciones junto a una orquesta de 26 músicos. El experimento, parte de las sesiones Red Bull Symphonic, reunió a Pablo con Gabriel Paillao, pianista y director de La Brígida Orquesta, quien estuvo a cargo de dirigir la aventura sonora.

RB-PABLO_CHILL-E_(PH Fernando Liberona)-01591

Este no era el típico concierto sinfónico de la Fundación CorpArtes. El público vestía de traje y tacones altos, pero aquello era solo una coraza que escondía tatuajes, aros de diamante y cadenas de oro. La teñida podía ser la de siempre, pero los asistentes no eran los mismos, entre ellos, se encontraban los máximos exponentes de la música urbana y sus seguidores. Artistas como Julianno Sosa, Bryartz, Princesa Alba y Paloma Mami tomaron el palco para lo que sería una presentación histórica.

El set de 18 temas partió con Jaguar, canción que mostró inmediatamente el impacto que los instrumentos tendrían a lo largo de la noche. A pesar de lo impensado de la mezcla, las canciones de Pablo crecían al ser reinterpretadas con violines, contrabajos y trompetas. Las emociones transmitidas eran otras: había rabia en las letras, pero sensibilidad y control en cada compás, algo que elevó el sentimiento urbano a otra dimensión.

El escenario, con los bronces a un lado y las cuerdas en otro, tuvo a un Pablo Chill-E en su peak, quien recordó las vivencias de la marginalidad en temas como Asueto, Singapur o Dale Tu Kolin, pero ahora vestido con traje gris y un gorro a lo gangster. La calle se tomó un espacio ocupado por otro tipo de “cultura”, un logro para el cantante quien ya habló de esta dualidad de clases sociales en la letra de temas como Trenchez: “nosotros estamos en el trap, ustedes en Los Trapenses”.

El show fue un desafío para Chill-E, una prueba de fuego en la que debía demostrar porque es uno de los artistas más importantes de su generación. En el escenario estuvo inquieto: recorrió las tablas de punta a punta, rapeando y cantando cada uno de sus versos. A ratos bailaba o se sumaba a la orquesta que se acopló en perfecta sintonía a su flow. Tuvo tiempo para conversar y mandar un especial saludo a su madre, la única persona por la cual se sacó el sombrero.

La voz del rapero fue la protagonista, pero el trabajo de Paillao (y todos los músicos en escena) también se robó el escenario. El director no es el típico conductor de orquesta, quien, además de dirigir magistralmente también tiene tiempo para jugar y hacer gestos de las canciones para la audiencia. Sus movimientos son rápidos, pero al mismo tiempo sutiles. Sus manos le dieron vida a un espectáculo donde cada acorde se ejecutó a la perfección, y todo sin sacarse los lentes de sol.

Así fueron pasando una a una las canciones, con momentos sublimes como la emotiva interpretación de Ballin, la letra de FACTS que se escuchó fuerte a través de TVN o el clásico My Blood que tomó aún más fuerza gracias al trabajo del equipo de cuerdas. Todas acompañadas de otros extendidos donde brillaba la guitarra, las trompetas o la batería.

RB-PABLO_CHILL-E_(PH Fernando Liberona)-01735

Para Pablo Chill-E era un día especial. No solo era su primer concierto en televisión abierta, sino que también era un paso adelante en su carrera. Con sus acciones el artista ha dejado claro que no hace canciones sólo con el afán de conseguir fama o de hacerse millonario, sino que mostrar que en la periferia hay más que cifras de delincuencia y promesas de campañas políticas incumplidas.

Era la noche del cantante, pero también la de Galee Galee, la de Kevin Martes 13 y la de todos los que ya no están. La de cientos de niños y adolescentes que crecieron escuchando que en el arte no hay futuro o que nunca saldrán de donde empezaron. El propio Pablo lo anunció en la previa señalando que “este sábado me van a ver en la tele cabros chicos que quizá todavía no saben para dónde va la micro”.

RB-PABLO_CHILL-E_(PH Fernando Liberona)-01922
RB-PABLO_CHILL-E_(PH Fernando Liberona)-1000549

Entre los flashes y el glamour, la música y el mensaje brillaron más fuerte. Un Pablo Chill-E encendido le recordó a un país entero que él es el dueño del género urbano en Chile. Una muestra de talento y profesionalismo que una vez más confirman su estado de único en su especie. Más que un concierto fue una declaración de principios, un ejercicio que sirve para sentar las nuevas bases de un movimiento que va en constante auge. Una demostración de madurez artística por parte de un grande, y, por sobre todo, la confirmación de que el trap puede sonar con trompetas y violines en grandes escenarios. Le moleste a quien le moleste.

Fotos noche 1: @f.liberona
Fotos noche 2: @otropuntoo

Buscar