El origen del trabajo multimedial de Andrew Roberts (Tijuana, 1995) parece estar en su historia familiar (entre México, por parte de madre, y Estados Unidos, por parte de padre) y en las dinámicas sociopolíticas que la atraviesan. A estos fundamentos se superponen capas de trabajo explorativo a través de las imágenes con las que fue bombradeado desde pequeño (como la mayor parte de los miembros de su generación), cargadas de ideologías racistas y clasistas. Andrew desmantela estos significados y los expone en distintos formatos y soportes.
Esta necesidad de desarticular la realidad viene de una urgencia infantil por entender cómo funcionaban las cosas, pero no con el fin de obtener evidencias científicas, sino más bien para comprender los procesos. “Comencé por abrir las consolas, celulares y juguetes que me regalaban tratando de descifrar sus componentes desde mi intuición […]. Para mí todo es una especie de caja negra que debe ser abierta pero al mismo tiempo me da pereza la certeza, y por ende desarrollo estos proyectos que tratan de entender cómo operan ciertos mecanismos sin preocuparme por dar respuestas totalitarias”.
Las ganas de saber evolucionaron en la necesidad de cuestionar y subvertir a través del arte, manteniendo ese halo de misterio que también existió siempre en su entorno familiar. Es el realismo mágico mexicano alcanzando la era cibernética.
Un ejemplo de ello es el proyecto de Andrew “A house on fire is a ghost, a factory on fire in a specter”, que recrea digitalmente una fábrica y una casa que sus abuelos perdieron en incendios distintos.
“Este proyecto no solo es una manera de trazar mi linaje, sino también de reconocer en las figuras de mis abuelos la manera en que la industria de las armas opera a niveles mercantiles, intrafamiliares y de salud mental”
“Mi familia siempre ha sido una estructura espectral, llena de ausencias en las historias, inconsistencias y fantasmas que vuelven en forma de trauma. […] Este proyecto, aún en desarrollo, no solo es una manera de trazar mi linaje, sino también de reconocer en las figuras de mis abuelos –un trabajador de línea mexicano y un soldado estadounidense–, la manera en que la industria de las armas opera a niveles mercantiles, intrafamiliares y de salud mental. Es una manera de invocar los espectros que habitan las memorias de esos lugares”.
En otro de sus proyectos, “We are sorry to notify you that due to the end of the world your package has been delayed”, resurge de nuevo su historia, la relación con la violencia en una zona fronteriza y la relación de Andrew con su familia, así como el imaginario visual de películas y videojuegos, y de productos de consumo de la cultura popular.
En este trabajo, varias desmembraciones tatuadas hechas con silicona se mezclan con zombies en 3D se “camisetean” por las grandes corporaciones y recitan unos poemas que el artista escribió durante la pandemia. Los no-muertos, esa “horda” violenta de personas anónimas (como equivalente de los migrantes), adquieren rasgos humanos.
“El roleplay, el worldbuilding y el gameplay son readymades a los cuales me aproximo desde una lógica que atiende a mis vivencias personales. De ahí surge mi interés por trabajar con la figura del zombi, y utilizarla como un personaje que me interpreta en distintas iteraciones”
La línea entre lo real y lo ficticio se termina por borrar en “The Harvest”, una serie de fotografías que Andrew trabajó junto a su pareja, el artista Mauricio Muñoz, en la que se retratan como unos ogros que viven felices una vida “mundana” en un mundo paralelo. “Encontramos en la figura de los ogros una corporalidad y manera de habitar el mundo con la cual nos identificamos, y nos parecía atractivo borrar esa línea de ficción mágica y nuestra propia vida mundana de pareja. Si bien abordamos una serie de reflexiones sobre la presencia de elementos raciales en las narrativas de fantasía donde nuestra identidad sexual es el móvil para revelarlas, The Harvest es en realidad una dedicatoria de amor mutuo”.
“Nos parecía atractivo borrar esa línea de ficción mágica y nuestra propia vida mundana de pareja”
Actualmente, Andrew está trabajando en su proyecto “Mining Into Existence: The Mana Machine”, una investigación en proceso que traza el concepto de mana durante épocas coloniales hasta su aparición como mecánica en juegos que lo adoptan como una energía mágica no renovable, que se expondrá en House of Chappaz simultáneamente en sus galerías de Valencia y Barcelona en noviembre, y en otra iniciativa que gira en torno a las primeras investigaciones de biología marina que realizaron los españoles en América durante la colonia hasta su evolución en el monstruo marino de la industria cinematográfica hollywoodense, que será expuesto en Pequod Co. en primavera del 2023.
Puedes seguir a Andrew Roberts en @robertsandrew