En los últimos 25 años, se han liberado la mitad de todas las emisiones de CO2 liberadas a lo largo de la historia de la humanidad. Este solo dato debería tanto conmovernos como accionarnos hacia un cambio real de nuestros hábitos, principios, valores y formas de vida, para dejar un mundo en el que no solo sobrevivamos, sino que también habitemos y disfrutemos. Pero no es así para todos. Hace exactamente esa cantidad de años (25) algunos medioambientalistas en Reino Unido, ya veían el problema con claridad y ponían su vida en peligro por evitar que fuera a peor.
El fotógrafo documental y medioambientalista Adrian Fisk (Devon, 1970) fue parte de ese grupo de personas que vivieron durante meses en unos robles de un bosque de Newbury, una ciudad al oeste de Londres, para salvarlos de la tala programada para construir una carretera de circunvalación. Además, también documentó su vida en los árboles junto a sus compañeros y las “peleas aéreas” con la policía, para publicarlo años más tarde en el libro “Until the last oak falls” (Hasta que caiga el último roble).
A pesar de no ser un hecho frecuente que la propia persona que documenta también esté involucrada en el evento documentado, hay dos hechos que explican este acercamiento de Adrian a la fotografía. Por un lado, que a él y a un amigo los confundieran con periodistas durante un ciclón en Bangladesh cuando tenían 20 años y descubriera su vocación como fotógrafo y, por otro, leer, a los 18 años, “Fear and Loathing in Las Vegas” e identificarse con ese periodista que se mete en las historias que fotografía y se convierte en parte de ellas.
“En mi caso, no necesariamente quiero ser parte de la historia, pero sí contar las historias que suceden a mi alrededor, como las protestas medioambientales, las raves ilegales, o, más recientemente, la medicina basada en plantas”
A partir de esas influencias iniciales, Adrian empezó a meterse en los movimientos medioambientalistas de los 90 (Reclaim the Streets y Critical Mass) y estuvo presente, concretamente, en esta lucha por evitar la destrucción del ecosistema y la fauna de 350 hectáreas de robles en 1995. Eso duró 6 meses, los más duros de invierno viviendo en las copas de los árboles y peleando fisícamente con las autoridades. Si bien terminaron construyendo la carretera, se logró revertir los planes de construcción de otros 77 desvíos en el Reino Unido, debido al alto costo de la vigilancia constante de la policía.
Más de 20 años después, a raíz de la celebración de la COP26 en Reino Unido, Adrian decidió iniciar una campaña de Kickstarter para financiar la edición de este libro que rendiría homenaje a la lucha de esos años, así como a la causa actual.
“Decidí hacer este libro por tres razones: reconocer y celebrar a aquellos que pusieron su vida en riesgo hace 25 años para salvar árboles y concienciar a la gente del peligro de la trayectoria medioambiental que estamos siguiendo; dar a conocer este movimiento y sus antecesores a las nuevas generaciones que tienden a pensar que ellos son la primera generación que protesta por eso (sus raíces son más profundas y eso hace más fuerte al movimiento); y hacer llegar el mensaje de los activistas, ya es hora de que empecemos a escucharles. Hace 25 años ya lo gritaban desde lo alto de los árboles: ‘no podemos seguir así, debemos reducir las emisiones de CO2 y cambiar nuestra forma de vivir para no destruir la humanidad’, y hoy en día estamos diciendo lo mismo. Hay muchísimo activismo medioambiental: Extinction Rebellion, Greta Thunberg, en Reino Unido está Insulate Britain… Debemos escucharles”.
“Hace 25 años ya lo gritaban desde lo alto de los árboles: ‘no podemos seguir así, debemos reducir las emisiones de CO2 y cambiar nuestra forma de vivir’, y hoy en día estamos diciendo lo mismo”
Este objeto, el libro “Until the last oak falls”, se ha producido con el mínimo impacto en el medioambiente posible, por eso tomó mucho más tiempo y dinero del habitual. “Un libro es como una película, es autocontenido y supone una forma muy poderosa de transmitir un mensaje, es distinto a lo digital. Además, me da la oportunidad de dar charlas sobre este tema y expandir el mensaje que quiero transmitir, de crear conciencia acerca del problema medioambiental”.
La etapa de la concienciación es, precisamente, la primera fase de la resolución del problema y es en la que Adrian está profundamente involucrado, ya que nos comenta que “hay gente que piensa que este tipo de activismo no sirve, pero cuando Extinction Rebellion bloqueó varias zonas del centro de Londres en 2019, dos meses después, la primera ministra Teresa May hizo que Reino Unido fuera el primer gran país que se comprometiera a las emisiones cero en 2050. Fue una respuesta directa a esas acciones. Y si vemos como estaba la situación antes de la aparición de este grupo activista o antes de Greta Thunberg, vemos que ahora existe mucha más conciencia en la gente sobre el tema climático. Por supuesto que hay gente que está en negación y hace su vida, pero ese número de personas es cada vez más reducido; alrededor de un 85% de la gente en Reino Unido piensa que resolver este tema es uno de los más importantes actualmente. Todo esto es debido al movimiento medioambientalista”.
“Ahora existe mucha más conciencia en la gente sobre el tema climático. Por supuesto que hay gente que está en negación y hace su vida, pero ese número de personas es cada vez más reducido”
Actualmente Adrian sigue trabajando en la documentación de temas medioambientales y también socioeconómicos en el Ártico y en África, pero también tiene en marcha proyectos que tienen que ver más con el Eros y el Tánatos, el amor y la destrucción, una dualidad que aparece constantemente en sus trabajos. Puedes seguir su trabajo en @adrianfisk.