“Estos niños andan como zurumbáticos”, fue una de las citas que subrayó el fotógrafo venezolano Luis Cobelo (Acarigua, 1970) en el reconocido libro “Cien Años de Soledad”. Su idea central en aquel momento –2016– era simple: releer la obra del escritor colombiano y desmenuzarla a través de citas, para luego viajar al pueblo de Aracataca, lugar de origen de Gabriel García Márquez (y en el que se inspiró para crear Macondo), y convertir todos esos recortes en un fotolibro basado en las historias del realismo mágico que contienen.
“La primera vez que leí el libro tenía doce años y fue un batacazo. Después lo he releído más de diez veces y me lo sé de memoria, me fascina porque me acerca a la esencia del Caribe. El realismo mágico está más allá, en tu cabeza y en la realidad, es lo que quieres ver y cómo quieres verlo, como te quieres abrir a lo que tienes enfrente”.
“La palabra zurumbático aparece solo una vez en el libro y significa alguien torpe, tonto, loco, que actua de manera iregular… Me dije a mi mismo que zurumbático era yo. Con ese espíritu viajé al pueblo de Aracataca en Colombia, quería recrear y graficar distintos personajes y situaciones que originalmente se encontraban contenidos en “Cien Años de Soledad” a través de fotografías. Para mi sorpresa, al buscar las imágenes, éstas comenzaron a darse de forma natural y espontánea”.
“ZURUMBÁTICO ES UN ESTADO, UNA DIMENSIÓN EN LA QUE ENTRO Y SALGO, LAS FOTOGRAFÍAS FUERON CONCEBIDAS DESDE LAS TRIPAS Y ESTÁN CONECTADAS CONMIGO Y EL LIBRO”
Al momento de viajar a ese territorio original de Aracataca y tomar las fotos, Luis se encontraba atravesando una fuerte crisis personal que estimuló y acentuó ese estado mental entre la realidad y el ensueño. “Recién me había separado de la mujer con la que vivía y mi madre, que estaba muy enferma, empeoró. Por eso, las fotografías que salieron tienen una potencia única y son el reflejo inconsciente de lo que estaba viviendo, de unas aguas emocionales turbulentas. Zurumbático es un estado, una dimensión en la que entro y salgo, las fotografías fueron concebidas desde las tripas y están conectadas conmigo y el libro. Toda esa ebullición se quedó atrapada ahí dentro”.
El resultado son imágenes espontáneas, que nacen de este profundo proceso de autoexploración tan íntimo, poético y mágico, como inconsciente, y que se conecta con las ideas y conceptos de “Cien años de soledad”.
“Zurumbático me salvó la vida, te lo aseguro”
“Al principio no sabía cómo me afectaría este trabajo, pero cuando falleció mi madre comencé a entender de forma más descarnada todo lo que me había afectado su muerte y mi separación, la tristeza que me produjo. Zurumbático me salvó la vida, te lo aseguro. Lo fantástico se revela en la conexión que existe con los fotografiados”.
“Hay historias muy locas, como la del señor de la cruz en la frente; le dije que podría ser uno de los hijos del coronel Aureliano que habían sido marcados con una cruz y que después los habían matado a todos, y él me dijo que podría ser el hijo que nunca encontraron y que nunca falleció. Un año después a este señor lo mataron de un cuchillazo en el corazón en medio de una riña, esto me shockeó muchísimo. La realidad caribeña para un forastero es como estar bajo una droga psicodélica, pero para mi es normal”.
Este libro se encuentra agotado y el próximo año el autor planea publicar una segunda edición. También están programadas varias exhibiciones en España y Colombia que se habían pospuesto por la pandemia. Actualmente el autor trabaja una idea de fotolibro inspirada en la fotonovela latinoamericana. Puedes seguirlo en @churrito.
