Decir “soy artista” supone un ejercicio de ego que no todo el mundo es capaz de hacer. Los caminos de la exploración creativa son tantos como experiencias de vida existen; evolucionan y toman forma de maneras muy distintas. Maca, aka BVA (Santiago, 1994), nunca pensó que el arte fuera una posibilidad real, una carrera a la que podía dedicarse, aunque dibujaba desde adolescente.
“Me sentía un poco farsante, no me identificaba con lo que yo creía que era ser ‘artista’ y no tenía estudios formales en arte. Primero tuve que deconstruir estos prejuicios para sentirme ‘merecedora’ de pintar y mostrar mis obras, pero por suerte, lo hice. Un día, me topé e Pinterest con las obras de Liu Xiaodong, un artista chino, y recuerdo pensar ‘yo quiero pintar como él’. Eso me impulsó a mejorar en lo que hago y me generó la urgencia de dedicarme a esto. Ahora, cada vez que tengo un bloqueo creativo, me pongo a ver sus obras. También me pasó escuchando ‘Fuero interno’ de Bronko Yotte, sentí esas ganas de relatar cosas como él lo hace en sus canciones”.
“Me sentía un poco farsante, no me identificaba con lo que yo creía que era ser ‘artista’”
Una vez aceptada la pulsión creativa como algo de lo que no podía escapar, Maca fue divagando hasta encontrar el estilo y la estética en la que, hoy en día, se instala: personajes de gestos histriónicos o deformados, juegos de perspectivas y colores saturados, entre otros recursos, logran transmitir la angustia vital justa que nos identifique con ella.
“Hace muy poquito que siento que encontré un lenguaje con el que me siento cómoda, […] hay que desarmarse para conseguir una forma que a una le guste y olvidarse de esa presión de producir para mostrar. Me preocupo mucho de componer mis obras, busco que tengan un relato y, para eso, me inspiro en letras de canciones o en poemas, en la capacidad de relatar cosas de forma sutil y metafórica. Quiero contar historias o decir poemas de forma visual en mis obras”.
“Me preocupo mucho de componer mis obras, busco que tengan un relato y, para eso, me inspiro en letras de canciones o en poemas”
Esas historias que nos cuenta Maca parecen estar basadas en sus vivencias personales, incluso a través de autoretratos donde emerge la urgencia de pintar para expresar las oscuridades que no es capaz de verbalizar.
“Siempre pinto para entenderme, como un diario de vida público. Incluso muchas veces me entiendo a través de mis pinturas, y logro descifrar y entender mis propias crisis después de un tiempo de haber pintado alguna obra. Es probable que mis obras continúen siendo autobiográficas por un buen tiempo, porque son una forma extra de hablar y entenderme. Me gusta que otros se sientan identificados con lo que hago, […] pero prefiero que la interpretación quede en la experiencia de cada persona. Es como mandar cartas con mis historias sin remitente y que el que quiera lo tome. Ese es el papel del arte: el influir en la vida de otros sin que el mismo creador de la obra lo sepa”.
Y Maca está muy motivada, quiere seguir pintando, darse más tiempo para realizar cada obra, colaborar con otras personas, hacer exposiciones…, “pienso que podría hacerlo toda la vida, y como quiero vivir algún día de esto, me esfuerzo por mejorar. Quiero darme el tiempo de disfrutar desde la composición del boceto hasta la pintura misma”.
Puedes seguir su trabajo en @bvacarena