Nacido en Saint-Denis, la comuna de la banlieue parisina con los peores datos de pobreza y desempleo de toda Francia, Patrick Bona empezó a tomar fotos de forma orgánica hace diez años, solo para poder registrar los momentos vividos con sus amigos en su barrio. “Elegí la fotografía porque me permitía conservar mis recuerdos”, comenta acerca de esa intuición.
La inquietud fue creciendo, la técnica perfeccionándose y el estilo analógico o de cámaras desechables, definiéndose. Lo que no ha cambiado es el punto de partida, el lugar y el contexto en el que surge la inspiración, lo auténtico de lo cotidiano, del día a día de su barrio y de su gente. “No pienso en una puesta en escena, solo tomo fotos para inmortalizar momentos o esas cosas que la gente no ve y yo pienso que tengo que mostrar. Quizás la gente finge no verlas”.
“No pienso en una puesta en escena, solo tomo fotos para inmortalizar momentos”
En esta naturalidad es donde surgen, también de forma orgánica, los mensajes que se ocultan detrás de cada imagen: la realidad de los lugares y las personas que rodean a Patrick, sus caras buenas y malas, las condiciones en las que viven, en las que se diverten y en las que sufren, sin filtros ni clichés.
“No todos nacimos en las mejores condiciones, pero no me gusta autovictimizarme. Cuando creo una imagen pienso, sobre todo, en las emociones y la belleza del momento en el que destacan a las personas. Aunque hay una dimensión social en mi trabajo, no intento cambiar el mundo, solo plasmar la vida cotidiana de cierta clase social y de una generación”.
“No nacimos en las mejores condiciones, pero no me gusta autovictimizarme”
Sus imágenes se convierten en un diario personal impregnado de la forma de ser de Patrick en el que abunda el sentido del humor, la ligereza. “Me fijo como fotógrafo son las sonrisas, la ternura entre las personas y las posturas y actitudes que me parecen admirables. Hacer una foto es como un intercambio”. En la banlieue, el suburbio, los jóvenes se creen indestructibles y cometen errores, pero también hay artistas, trabajadores y personas que han estudiado en la universidad. Esta diversidad es la que representa a Francia, un país que es el resultado de una historia de colonialismo que se mira de reojo, no de frente.
Con su trabajo alejado de los estereotipos, se ha ganado el respeto y la confianza tanto de su gente y la comunidad, como de algunos medios para los que ha trabajado, como VICE. También ha mostrado su trabajo en exposiciones colectivas como la que tuvo lugar en marzo de este año en Galerie du Jour Agnès b., con el nombre “Busca en mi pecho”. Actualmente está metiéndose en el mundo del graffiti para explorar, con la fotografía, la fuerza de los mensajes, las formas de las letras y las superfícies donde se llevan a cabo. Puedes seguirle en @bonapatrik1.