Las imágenes de Oji Haynes (Nueva York, 1999) nos sumergen en un universo visual y profundamente personal: una fusión exacta de su legado familiar y su identidad, traídos a la actualidad. Con esto se entrelaza la música (su padre es músico profesional) y una fuerte influencia intergeneracional a través de su abuela, quien de pequeña tenía incluso un cuarto de revelado en casa.
“Mi padre se gana la vida con la música, pero también solía tomar fotos como pasatiempo cada vez que salía de gira. Su madre, mi abuela, también practicaba la fotografía como hobby. De ellos heredé una cámara hace varios años y decidí aprender por mi cuenta todo lo que tenía que ver con la herramienta y el medio. Nunca supe cuán importante era la fotografía para mí, mi familia o la historia del mundo hasta que comencé a usar esa cámara. Hasta entonces, era la música lo que realmente me interesaba, pero claramente era el medio equivocado. La fotografía me parece muy musical, uso la cámara como mi instrumento”.
“Nunca supe cuán importante era la fotografía para mí, mi familia o la historia del mundo hasta que comencé a usar esa cámara”
En esta suma de legados, su origen afrodescendiente, es aquello que, visualmente, toma más fuerza en su trabajo. Así, uno de sus proyectos más emblemáticos, “Don’t Touch My Crown”, lo inspiraron su madre y su hermana y se centró en las mujeres afroamericanas y su representación ante el mundo a través de su cabello. En ese momento, recién llegado al Bronx desde Brooklyn y estudiando en Harlem, Haynes encontró en su entorno la inspiración para contar historias y dar significado a sus imágenes. “A través de ellas entendí lo que significaba que las mujeres se sintieran lo más bellas posible a través de su cabello y su peinado. A partir de eso, amplié los temas de representación de las mujeres negras y abrí un diálogo de belleza, relación y dinámica de poder”.
De esta idea de adentro hacia afuera, de su familia y su legado hacia el mundo, Oji profundiza en los conceptos y extrapola sus vivencias a la de cualquier otra persona. Su trabajo se convierte en un estudio antropológico pasado por el tamiz del talento estético y el “buen ojo”. “La fotografía es un medio muy poderoso y lo uso para documentar y crear evidencia del lenguaje visual e identitario que los negros siempre han expresado, […] no escondo ni creo nada que no verás caminando por cualquier barrio del mundo, pero eso no impide que me interese o estudie todo lo relacionado con la experiencia humana”.
“La fotografía es un medio muy poderoso y lo uso para documentar y crear evidencia del lenguaje visual e identitario que los negros siempre han expresado”
En lugar de llevar siempre una cámara consigo para documentar lo que ve, Haynes adopta una metodología distinta.“Algunos fotógrafos llevan una cámara consigo para documentar algo tal como lo ven, pero yo no soy tan rápido, así que primero creo una imagen mental y la recreo a partir de lo que recuerdo de ese momento en particular”. Este proceso meditativo le permite quitar y agregar elementos que considera relevantes para su trabajo, lo que hace que su arte sea intencional, manifestando lo que vió y tratando de plasmarlo en imágenes.
Actualmente Haynes sigue tratando de utilizar otras formas y medios de expresión como la escultura o el cine para complementar su trabajo fotográfico y llevar su arte a nuevas dimensiones. “Principalmente estoy enfocado en hacer progresar y madurar mi trabajo”.
Puedes seguirle en su Instagram @ojihaynes
