El puerto de Valparaíso, en la zona central de Chile, posee, en su tradicional historia, la seducción de las noches largas e intensas, donde confluye el deseo y la diversidad, que se ejecuta tanto en locales y espacios públicos, como en las casas.
Estas noches son registradas por el fotógrafo Raúl Goycoolea en su tercer fotolibro “Nudo” (Ediciones La Visita), el cual nutre su imagenería con la escritura.
“El cruce intermedial siempre fue pensado de forma estable dentro del proceso. Es una narrativa gótica, es un Valparaíso gótico. Extraje unos textos que tenía anotados en una libreta para crear una atmósfera, una onda. Palabra, imagen y gráfica se cruzan de una manera conceptual. Hay toda una fórmula, una ecuación, una estructura que permite a los tres medios desarrollar sus posibilidades creativas. El texto permite al quien mira detenerse un tiempo en el libro, mientras las imágenes ocurren mucho más rápido”.
“El texto permite al quien mira detenerse un tiempo en el libro, mientras las imágenes ocurren mucho más rápido”
Con plena conciencia de los recursos del cruce disciplinario entre escritura y fotografía, Raúl innova en tomar la palabra, a diferencia de sus títulos anteriores, “La Isla” (2016) y “Hotel Prat” (2021). Son apuntes que se “derriten” en la mezcla intoxicada, en sectores a veces laterales de las páginas sin imágenes, con grafías borrosas. Así anuda lo que considera su trilogía de Valparaíso.
“Cada fotolibro tiene una configuración propia, una narrativa muy particular. Es una trilogía que funciona por cada una de sus partes, y cada una logra perfilar una sombra sobre este territorio. Observé los tres juntos, podrían dar un buen panorama de lo que he trabajado. Funcionan como un todo”.
En “Nudo”, Raúl se abre a caminos simbólicos y personales. Este giro hacia lo autobiográfico hace aparecer, por primera vez, su cuerpo, justamente en un libro que inicia con un desnudo captado por él. Pero cualquier interpretación que queramos amarrar se corta con los cuchillos que se repiten y cortan las palabras. “Hay un grupo de imágenes que apuntan hacia a mí, con la configuración determinada por Nicole Valverde, que es mi pareja y quien opera esa máquina y representa mi cuerpo de una manera determinada. Ahí mi mirada se desplaza completamente”.
Dentro de lo que se mantiene de su estilo fotográfico documental y abierto a las calles, se reconocen momentos de la Revuelta y la pandemia. El autor aclara que es “un archivo que va mucho más atrás, desde el 2008. El criterio para seleccionar las imágenes es una emoción que atraviesa mi cuerpo. Regurgité esa idea a través de distintas representaciones, tanto visuales como textuales”.
“Hay un cuerpo no binario que es parte de esta silueta, que emerge y se oculta. A veces es un cuerpo, a veces es la noche, a veces es el mar”
Contra lo que sucede en la mayor parte de los fotolibros, donde lo escrito entrega una base de interpretación resuelta que puede atentar contra la libertad del lector, “Nudo” ofrece, en sus palabras, un misterioso río de deseo que cruza subterráneamente lo visual, en donde se repiten prácticas sexuales ni heteronormadas ni tradicionales. “Efectivamente hay un cuerpo no binario que es parte de esta silueta, que emerge y se oculta. A veces es un cuerpo, a veces es la noche, a veces es el mar”.
Justamente el mar se repite en cada uno de sus títulos como una pulsión. “El mar en realidad es una metáfora de mi propia obra, siempre ha estado presente. Es algo que hace especial a la fotografía que tiene el mar detrás, hay cosas lumínicas, el mar rebota en la ciudad que la habita. Se habla mucho de lo que pasa en la ciudad, pero no de esos claroscuros que salen del mar”.
El sistema de impresión es clave en el resultado del blanco y negro de “Nudo”, otra característica que lo separa de las obras anteriores. La risografía de Cerro Press de Valparaíso genera una neblina y porosidad en las imágenes que, de alguna manera, las aquieta, limita su violencia y las homologa en sus distintos medios, haciendo posible que convivan en el mismo libro y no rompan el amarre propuesto.
“La riso, un medio de impresión que no había explorado de forma creativa, ayudó mucho a concretar el objeto como yo consideraba que tenía que ser. Es un fotolibro que lleva a quien lo lee por diversos caminos, y se expanden unos a otros en los medios, en el cruce intermedial”.
Este libro fue presentado durante el mes de abri de 2024 y, en su desarrollo, contó con la edición de textos de la poeta y fotógrafa Romina Sandoval, el diseño de Harol Bustos y la edición fotográfica de Miguel Ángel Felipe. Para conseguir una copia y seguir sus registros de Valparaíso puedes seguir al autor en @raulitofixa
