El trabajo de Baptiste Penetticobra (París, 1991) toma diversas formas –de cortometraje o mediometraje, de instalación, de fotografía, de poesía, ¿de videoarte?–, pero siempre encuentra su “sweet spot” en el límite entre lo real y la ficción, si es que eso existe. Spoiler: más adelante veremos que ese lugar es en el que quiere aparentar haberse instalado, pero todo viene precedido de una metadología estudiada.
De pequeño a Baptiste no le interesaba el cine, pero sí que se fijaba en los espacios, en el diseño de interiores, en el artificio de un parque temático o en un restaurante de la periferia de la ciudad, donde se crió. “Creo que esta periferia es un gran lugar para crecer como realizador audiovisual o fotógrafo porque tiene un aspecto genérico y aburrido […]. La mayoría de mis trabajos están ambientados en lugares mundanos de estas zonas periféricas de la ciudad, como áreas de descanso de una carretera, estacionamientos, patios traseros, etc. Son espacios pacíficos y fascinantes”.
“La mayoría de mis trabajos están ambientados en lugares mundanos de estas zonas periféricas de la ciudad. Son espacios pacíficos y fascinantes”
De su obsesión por esos no-lugares en los que pasó horas interminables con sus amigos, parte una inquietud artística que se ha dedicado a abrazar como parte de él, y a reproducir, sin entender muy bien por qué, hasta la saciedad. Otros dirían que hasta la perfección. Eso le aleja de ciertas tendencias audiovisuales y le permite centrarse en lo que realmente le atrae.
“Está bien no entender por qué ciertos lugares, personas, materiales, colores o temas te dejan hipnotizado; es incluso mejor no saber por qué. La creación de imágenes o piezas de arte contemporáneo puede ser tan acelerada e industrial que tienes que reservarte algunas sorpresas. […] Mis proyectos se alejan de la necesidad de estar a la moda o hacer algo porque “todos los demás en Instagram lo están haciendo”. Por supuesto, es imposible liberarme de las estructuras y sistemas estéticos que me rodean, y no digo que uno deba hacerlo por completo, sino que debemos encontrar un equilibrio que nos haga felices”.
Es al explorar, o re-explorar para encontrarse de nuevo, con estos espacios, que construye los “personajes” (personas sin experiencia como actores que encuentra en Craiglist o grupos de Facebook) que van a interactuar en él y con él y cuáles van a ser sus herramientas para hacerlo, sean diálogos o expresiones corporales. Esto sucede en su corto “They Shoot”, en el que encerró a un grupo de viente jóvenes en un centro comunitario y los hizo bailar durante 24 horas. Nos cuenta Baptiste que “era una excusa para sondear físicamente algún tipo de tropo universal: un espacio común y corriente, con luces fluorescentes, aire acondicionado y alfombra beige, un espacio vernáculo en contraste con un acontecimiento insólito”.
“No pienso conscientemente en los temas o mensajes que quiero transmitir, es más un impulso primitivo”
El rodaje de osciló entre lo documental y lo artificial: los protagonistas fueron realmente obligados a bailar por ese tiempo y la experiencia se presentó como una experiencia cruda y veraz, como un evento catártico “entre la felicidad pura y el agotamiento genuino. Esto perimitió que sucedieran momentos no planificados de sinceridad. Sin embargo, algunos microeventos se escenificaron minuciosamente y se ‘fabricaron’ para desdibujar el resultado y crear confusión o aleatoriedad, que es algo que realmente disfruto. En general, no pienso conscientemente en los temas o mensajes que quiero transmitir, creo que sería triste si lo fuera, es más un impulso primitivo”, cuenta Baptiste acerca de este rodaje”.
En el trabajo de Baptiste hay algo poético que, sin embargo, se acerca mucho a la cultura pop. Siempre existe una conexión, un cable a tierra, con la que identificarte. Eso surge de una forma deliberada. “Trato de hacer referencia por igual a formas y objetos culturales intelectuales y prosaicos. ¿Y si esa escena de Scary Movie 2 se encontrara con el arte conceptual? Es sano elevar las formas de cultura consideradas de consumo masivo y degradar el arte serio y establecido. Puedo emocionarme mucho con un video de YouTube que se publicó en 2010 que tiene siete vistas y muestra a un niño bailando o a un tipo siendo atacado por un caimán, o con materiales: rocas falsas, falsos techos, pisos de linóleo, estuco, paneles de yeso beige, letreros acrílicos retroiluminados, todo eso me permite construir ‘estructuras’, ya sea un set de filmación o una escultura que interactúa con mi trabajo de fotografía”.
“Trato de hacer referencia por igual a formas y objetos culturales intelectuales y prosaicos. ¿Y si esa escena de Scary Movie 2 se encontrara con el arte conceptual?”
Actualmente, está trabajando en una serie de imágenes llamada “The Cruzz” (arriba de este texto), sobre una familia mexicana que vive en una comunidad cerrada de Ciudad de México, también está experimentando con la hidrografía y está, además, escribiendo un tratamiento para un video experimental que se filmará a través de un conjunto de cinco cámaras colocadas una al lado de la otra. Sigue su trabajo en @baptistepenetticobra.