Existen miles de simbolismos al momento de tomar una foto. En la antigüedad, estaban cargadas de misticismos, hoy son parte de la cultura, capturando instantes que nos ayudan a recordar. Una foto puede ser un testimonio, una ofrenda o una despedida. Pero para Majo Andrade (Caracas, 1987) son el reflejo de la cotidianidad: retratada a través del vestuario, la ciudad y sus personajes.
Hija de una familia profesional, Majo fijó su atención en el arte desde muy pequeña. Su padre era apasionado por la fotografía y le heredó sus primeras cámaras, las mismas que la llevarían a atreverse a documentar lo que vivía. Ella lo define como “una fascinación casi instintiva por lo visual, una necesidad de observar, de decodificar lo que me rodeaba. Siempre he tenido la sensación de que el entorno está cargado de significados y que saber observar es clave para descubrir parte de lo que somos”.
El verdadero cambio lo sintió cuando se mudó de su ciudad natal a Buenos Aires. Ahí se encontró de frente con una nueva cultura que la abrazó y la convirtió en lo que es hoy. Sus estudios de comunicación visual la tenían interactuando constantemente con personas creativas, lo cual sirvió de inspiración para comprar su primera cámara digital: debía capturar lo que estaba sintiendo. La práctica y el error la motivaron a inclinarse por las cámaras análogas, que le entregaban más profundidad y adrenalina a sus obras.
“Empecé a usar cámaras analógicas casi como un diario visual. Me enseñó a mirar con más intención, a valorar los errores como parte de mi búsqueda estética. Nunca he buscado la imagen perfecta; siempre he buscado la captura que contiene verdad. Lo analógico me obligó a estar más presente, más consciente” .
El arte de czzp, su nombre artístico, es de espontaneidades. Del paso de los días, de una mirada compartida con un extraño, del ruido silencioso de la ciudad. Está en los pequeños detalles que pasamos por alto todos los días. Su inspiración no proviene en las grandes producciones ni en el lujo: está en lo que significa ser humano. “Me mueve lo real, lo que vibra sin pose. La base de mi trabajo es documentar mi entorno con honestidad. Es importante tener una conexión emocional con lo que documento”.
"Me mueve lo real, lo que vibra sin pose. La base de mi trabajo es documentar mi entorno con honestidad"
Otro de los protagonistas de sus fotografías es la ciudad. Dentro de sus retratos esta toma un rol importante, erigiéndose como algo más que solo un escenario decorativo. Sus imágenes reflejan la sensibilidad de la calle entrelazada con códigos del streetwear, donde las prendas oversize, los durag y las cadenas se mezclan con naturalidad entre el cemento y los edificios. No vemos alta cultura, sino personas reales que habitan la urbanidad cómo su espacio natural, sin posar, solamente desde la espontaneidad. Hay una cruda autenticidad en sus fotos, una estética que conecta con un estilo que nace desde abajo y que configura parte de la identidad visual de latinoamérica.
Más que ilustrar una tendencia, Majo muestra el presente y el futuro del rap en español a través de artistas de latitudes tan lejanas cómo Argentina o Puerto Rico. Dentro de sus trabajos vemos nombres cómo Dann The Sinistah, Lou Fresco, Sofía Hervier o ELISAMA, nombres clave de un movimiento que reproduce la calle mediante letras y vestuario. Sus capturas ponen a estos sujetos y sus estilos de vida en primer plano, convirtiéndolos en el reflejo del tiempo que habitamos.
"Siempre he querido transmitir un acercamiento al alma de las personas que retrato. Busco transmitir una verdad emocional. Más que contar solo mi historia, quiero ser un canal para contar la de mi época"
“Siempre he querido transmitir un acercamiento al alma de las personas que retrato. Busco transmitir una verdad emocional. Más que contar solo mi historia, quiero ser un canal para contar la de mi época, mi ambiente, y las almas que habitan este tiempo. Quiero que puedan ver el mundo -y verse a ellos mismos- con la belleza con la que yo los veo”.
Y en un mundo lleno de rutinas y procesos automatizados, es difícil lograr esta autenticidad. Por eso mismo Majo se toma su tiempo. Sus procesos creativos son variados, pero uno de los más efectivos está en la observación. Cuando nada de esto resulta recurre a otros medios como la meditación o simplemente a compartir con sus amigos. Y es que hay algo bello en no apurarse y estar presente: “creo que el entorno nos habla, sólo hay que estar disponibles para leer sus códigos. No hacer nada, descansar, detenerse, es parte fundamental del proceso creativo. No todo tiene que estar en función de producir; muchas veces la mejor creación nace del vacío”.
La historia de Majo Andrade es quizás parecida a la de muchos. Y eso es justamente lo que la convierte en algo tan especial: quien a través de lo mundano logra ver la belleza y dejar registro de lo que somos. Su cámara captura los sentires de quienes no están en las grandes portadas, sino escondidos en callejones alejados del mainstream. Una verdadera coleccionista de ensayos y errores que le da un nuevo significado a lo que ve todos los días.
Majo Andrade tiene todo listo para lanzar su primer libro fotográfico a la brevedad.
Conoce más de su trabajo en @czzp



