Para la cultura andina la vida y el tiempo transcurren de forma circular. Esto quiere decir que nacemos, vivimos, morimos y luego volvemos a nacer, vivir, morir, y así sucesivamente de forma cíclica e infinita. Para celebrar esta forma de entender la vida y la muerte, cada 8 de noviembre, cientos de personas se reúnen en el cementerio general de la ciudad de La Paz en Bolivia para celebrar el ritual de las Ñatitas, una tradición prehispánica en la que se veneran cráneos humanos para dar inicio al ciclo fértil del calendario agrícola andino, también para solicitar protección, salud y dinero.
Interesado por la unión de imaginarios y doctrinas de este evento, el fotógrafo Ignacio Prudencio (La Paz, 1987) documenta sus diferentes actividades para dar a conocer esta antigua tradición indígena a sectores de la población que la desconocen. “Bolivia es un país en que el sincretismo tiene una presencia muy fuerte. Los indígenas han sabido preservar su cosmovisión y tradiciones a lo largo del tiempo, adoptando los símbolos católicos. Un sector importante de los habitantes de La Paz desconoce esta tradición porque hay un miedo al otro, y este desconocimiento puede generar cierto racismo”.
“Un sector importante de los habitantes de La Paz desconoce esta tradición porque hay un miedo al otro, y este desconocimiento puede generar cierto racismo"
Las calaveras que protagonizan el ritual de las Ñatitas provienen de muertos anónimos y son conseguidas por los fieles de diversas maneras: algunas se compran en el mercado negro, y otras se traspasan de generación en generación o se consiguen en las escuelas de medicina. Más allá del asombro que pueden causar los cráneos, al fotógrafo le interesa reflexionar acerca de la relación que tenemos con la muerte.
“En el ritual de las Ñatitas son los creyentes los que le dan vida e identidad a esos fallecidos. Por eso realizo retratos de las personas que asisten, ellos reviven a los muertos a través de esta antigua tradición de antes del sometimiento de América”.
“La fiesta de las Ñatitas no es un culto a la muerte, sino a la vida, al júbilo”
La música y el baile forman parte importante de las celebraciones que se realizan en el contexto de la fiesta. Según Ignacio, estas acciones se conectan con el ritual a través de la noción del júbilo. “En esta celebración las personas danzan y se emborrachan con los muertos porque no es un culto a la muerte sino más bien a la vida, al júbilo, muy distinto a la idea de alegría. El júbilo es algo que está motivado por revelaciones que vienen del caos y la muerte. Como dice el poeta boliviano Jaime Saenz en su libro Vidas y Muertes: ‘el hombre será tanto más verdadero cuanto más comprenda la significación del júbilo’”.
Actualmente, Ignacio Prudencio se encuentra trabajando en un proyecto sobre la ciudad de La Paz al mismo tiempo que profundiza en la documentación de la fiesta de las Ñatitas. Su cuerpo de trabajo gira siempre en torno al mundo sincrético de la ciudad que se niega a occidentalizarse.