En 2016, Karabo Mooki (Johannesburgo, 1988) empezó a documentar el auge de la contracultura en Soweto, una área urbana a 24 kilómetros al suroeste de Johannesburgo, su ciudad natal, construida para alojar a los africanos negros que, hasta entonces, vivían en áreas designadas por el gobierno para los blancos, y que se convirtió en la máxima expresión de la oposición al apartheid. Este registro se centró en seguir a la banda de punk TCYIF (siglas de The Cum In Your Face), a quienes conoció a través de la comunidad de skaters de la capital africana y se eregían como líderes de este movimiento entre la juventud de la zona.
“Muchos medios de comunicación retratan Soweto y su gente con un pincel unidimensional, pero este grupo de jóvenes skaters estaban creando una escena propia, inspirando a otros jóvenes a definir su identidad y a remodelar la narrativa de lo que significa ser negro y ser de este lugar”.
“Muchos medios de comunicación retratan Soweto y su gente con un pincel unidimensional, pero este grupo de jóvenes skaters estaban creando una escena propia, inspirando a otros jóvenes a definir su identidad”
Mooki aprendió desde pequeño que una cámara es una herramienta para contar historias y darlas a conocer de forma auténtica, sin intermediarios que las manipulen. Por eso, nunca ha abandonado la fotografía como medio para dar a conocer lo que sucede a su alrededor.
“La fotografía ha sido algo muy cercano a mi desde que tengo uso de razón […]. Aprendí que es una herramienta poderosa para descolonizar mi mente y la de las comunidades con las que comencé a trabajar. Por eso me centro en historias que permiten a quien las mira involucrarse en cuestiones políticas y sociales. La fotografía me ha enseñado la importancia de buscar y compartir la verdad de las historias de mi gente”.
Y eso es lo que hizo con esta comunidad de skateboarding y punk: a base de pasar horas con ellos, con los jóvenes de su generación, con intereses y sueños de libertad como los suyos, se convirtió en uno más y pudo retratar momentos reales llenos de energía. Sin forzarlo, este registro rompe los clichés de lo que imaginamos que será una comunidad de jóvenes negros en Sudáfrica.
“Esta experiencia compartida con la banda me enseñó a ser paciente, algunos de mis momentos favoritos que capturé de ellos se desarrollaron de forma natural, cuando menos lo esperaba. Era en esos momentos que podía capturar la energía del movimiento punk y la hermandad que se genera de una manera orgánica”.
“El punk seguirá siendo una forma contemporánea de arte revolucionario en la que se inspiran los jóvenes que luchan por la libertad”
Con el paso de los años, el enfoque de este proyecto se centró en celebrar a la comunidad que ha sido parte fundamental de la historia de Soweto, en “celebrar la cultura negra y romper el monolito de los estereotipos negros”.
El punk es el telón de fondo y lo que refuerza el sentimiento de comunidad: “Los jóvenes se han reunido para crear su propio legado, ha generado un sentimiento de orgullo por poder cultivar la comunidad y continúa encarnando un espíritu revolucionario en un espacio que fue diseñado para mantener oprimidos a los negros. El punk seguirá siendo una forma contemporánea de arte revolucionario en la que se inspiran los jóvenes que luchan por la libertad”.
La serie de imágenes de Mooki llegó a mostrarse en Rolling Stone y en diversos medios con audiencias muy lejanas a esta comunidad. “Es muy importante para mi ayudar a amplificar las voces de la comunidad de Punk Rockers de Soweto y es un honor poder involucrar a los espectadores en un diálogo crítico sobre cuestiones relacionadas con la raza, unir a las personas a través del amor por el arte y la cultura”.
Puedes seguir su trabajo en su Instagram @mookimooks.