La aerografía no es una técnica sencilla, requiere de un cierto grado de entrenamiento y hasta wikipedia habla de su dificultad y del hecho que los resultados finales dependen de la calidad de los equipos y la habilidad de quien los maneja. Aunque algunos afirman que la disciplina fue inventada en la prehistoria, cuando se usaban huesos huecos a través de los cuales se soplaba el pigmento para pintar cualquier superfície, el aerógrafo lo inventó Abner Peeler en 1878, así que no es una máquina que surja de lo que conocemos como el graffiti moderno.
Una vez puestos en contexto, Fernanda Flores (Santiago, 1998) es una de las “valientes” que se atreve con la aerografía como método de expresión y creación en lienzos, textiles y todo lo que se ponga por delante. Aunque su (re)acercamiento al arte fue tardío, a los 19 o 20 años, de pequeña siempre estaba dibujando o haciendo manualidades con las cosas que encontraba en un cajón de la casa de su abuela. “No sentí nunca esa conexión familiar con el arte, pero ya más grande me di cuenta que, en realidad, siempre existió ese lado. Varios familiares que yo no conocía se habían dedicado a oficios relacionados con el arte”, comenta.
Después de un período de “abandono” de lo artístico por la frustración que suponía el no lograr el resultado esperado, Fernanda sintió el impulso creativo de nuevo.
“En ese momento, lo importante no era la técnica ni el resultado, era solo esas ganas casi viscerales de hacer lo que fuera. Mezclé ese ímpetu con mis intereses de entonces: anime, Pokemon y cosas muy pop, que siempre me han llamado la atención por la época en la que crecí”.
“En la aerografía encontré el paso desde lo digital a lo análogo […], me enamoré del trazo y lo que se lograba”
Poco después de ese momento y habiendo experimentado con herramientas digitales más cercanas al rudimentario Paint, sintió la necesidad de hacer tangibles sus creaciones: descubrió el aerógrafo a través de varias publicaciones de Instagram. “En la aerografía encontré el paso desde lo digital a lo análogo […], me enamoré del trazo y lo que se lograba. El inicio fue un poco difícil, juraba que era como tomar un pincel y listo, pero ná que ver… me costó un montón. Me metí a clases y me enseñaron mucho, desde entonces no he parado”.
En la aerografía encontró algo casi místico, más relacionado con la labor de una persona dedicada a la artesanía, capaz de controlar una herramienta de la que depende para lograr lo imaginado, que con la idea “elevada” que se suele tener del arte.
“Siempre relacioné aprender a manejar el aerógrafo con aprender a tocar un instrumento, por eso de cacharle la técnica: el control del gatillo, las distancias y el resto de variables involucradas. Tambén tiene eso de ir cachando las mañas o sonidos que hace porque ciertas cosas están mal puestas. Al final, es una herramienta y eso, personalmente, me encanta”.
Desde que empezó su exploración de este utensilio hasta hoy, se percibe una evolución de la “mano”, probablemente por el perfeccionamiento que éste exije, pero también notamos un cambio en las temáticas y objetos que pinta. De lo más naif entremezclado con mensajes tristes, pasamos a objetos de consumo, incluso al retrato, y a una mayor seguridad y comodidad en lo surrealista.
“Siempre relacioné aprender a manejar el aerógrafo con aprender a tocar un instrumento”
“Durante la época que empecé a trabajar con el aerógrafo estaba mucho más deprimida, por lo que las cosas que hacía nacían de esa tristeza y de la voluntad de querer expresarla. Eso cambió y esa época pasó: antes pintaba triste, ahora pinto feliz. Se produjo ese momento de re-encontrar mi inspiración para seguir pintando y, en mi búsqueda actual, he tratado de explorar ese link de lo pop y lo plástico a través de indumentaria, logos y marcas, todo muy cercano a ciertos productos de consumo. La ternura, los animales y otros elementos muy representativos de la nostalgia de la infancia que viví también me inspiran e influyen en mis trabajos”.
En enero de este año, Fernanda hizo su primera exposición y eso le hizo tomar la decisión de enfocarse mucho más en su carrera como artista: “Fue la mejor forma para darme cuenta que tenía que dedicarme más al arte”. En esta época de claridad creativa, comenta que quiere seguir aprendiendo, colaborar con más gente y hacer mil cosas, sin importar el soporte: “Estoy pensando en intervenir ropa y accesorios, sacar una tirada más o menos grande de prendas, todas en aerografía”.
Puedes seguirle en su Instagram @3.14conejos.
