De lo que era una bitácora improvisada de su viaje por varias ciudades del departamento del Cauca, en Colombia, realizando varios talleres con su colectivo Migrar Photo, el fotógrafo chileno Diego Figueroa (Nacimiento, 1992), sacó el proyecto “Cauca”. “Junto a un compañero del colectivo (Eric Allende) estuvimos a cargo de esos talleres y recorrimos Cali, Popayán y Silvia, donde aprovechamos de fotografíar a las personas que habitan esos territorios y ciertos aspectos, principalmente de Cali, que llamaban nuestra atención”, nos cuenta sobre como surgieron las imágenes.
Diego no es originario de Colombia, pero, así como hace en todos sus trabajos, trata de reflexionar sobre su propia historia y sus vivencias a través de las personas y lugares que transita y fotografía, conecta con su parte “viajera, callejera y curiosa”.
“Deambular sin un objetivo en concreto, conversar con desconocidos/as y dejarme llevar por la cámara, son cosas que me producen placer y goce. He ahí un poco la vinculación a esta línea más autobiográfica que llevo desarrollando hace algunos años”.
“Deambular sin un objetivo en concreto, conversar con desconocidos/as y dejarme llevar por la cámara, son cosas que me producen placer y goce”
De esa dinámica divagatoria, de dejarse llevar por la intuición y de disfrutar del momento, de las conversaciones con personas ajenas, surge “Cauca”. Este afán documental, esa mirada cinematográfica, se mueve por energías, las que le transmiten los espacios o las personas, resultando en situaciones que pueden llegar a ser más profundas o quedarse solo en ese instante.
“Salgo a todos lados con mi cámara cargada y disponible, y según se vayan dando los tiempos, me dispongo a hacer fotografías con más o menos calma. Me gusta mucho conversar con las personas, y ese es mi primer punto de partida, acercarme a desconocidos/as que llaman mi atención, ya sea por su aspecto físico, como por la energía que irradian”.
Cuando consultamos a Diego por los conceptos que surgen o los mensajes que, antes o después, localiza en sus imágenes y quiere transmitir nos cuenta que “las personas, sus diversidades e infinitas posibilidades siempre han sido lo que me ha movido en la fotografía. Fiel al estilo de una bitácora de viajes, no es más que eso […]; es una serie sencilla y publicada en mi página web porque me gusta publicar y no guardar mucho las fotos”.
Actualmente Diego se dedica a la docencia y a la crianza de sus dos hijes, a la vez que dirije un espacio formativo virtual, “El tacto de la luz”, ha fundado un espacio para artes y oficios que se llama “Espacio Chancura” en Nacimiento, y trabaja en su fotolibro “Historia Universal I”. Le puedes seguir en @diegofigueroadiego.