alfredo bosco

Alfredo Bosco registra la violenta realidad del estado de Guerrero

Guerrero es el estado mexicano que acoge Acapulco, una de las ciudades más turísticas del país. Sin embargo, la animada vida nocturna y las playas de ese lugar ocultan, en esa misma región, una realidad formada por ciudades fantasma abandonadas bajo la amenaza de la narco violencia. El fotógrafo Alfredo Bosco (San Miniato, Italia, 1987) conoció esta realidad debido a una colaboración con el periodista francés Pierre Sautreuil que le llevó a viajar a Guerrero, e inmediatamente se dio cuenta que ese lugar requería un proyecto a largo plazo para que los habitantes llegaran a confiar en él y le permitieran acceder a sus espacios íntimos.

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Alfredo, quien descubrió su pasión por la fotografía en un viaje escolar al que decidió llevar su cámara, se interesó rápidamente por las dinámicas geopolíticas y sociales fruto de su trabajo como fotoperiodista en el campo de refugiados de Chatila en el Líbano y en el terremoto de Haití.

“Cuando lo ordinario se trastorna, el drama se convierte en la nueva rutina. Creo que es necesario documentar estos fenómenos, no tanto para una publicación o un concurso fotográfico, sino porque este material puede ser útil para quienes en el futuro tendrán que comprenderlos. Vivimos en un mundo de violencia, o al menos la mayor parte de la población mundial no vive como nosotros los europeos, por lo que necesitamos documentar a los olvidados, y aquello que sucede y a lo que quizás no están atentos los medios de comunicación internacionales”.

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“Necesitamos documentar a los olvidados, y aquello que sucede y a lo que quizás no están atentos los medios de comunicación internacionales”

Las imágenes que suelen llegarnos de este tipo de eventos o conflictos en países en vías de desarrollo o en donde los niveles de violencia elevados se han vuelto cotidianos, pueden tener un efecto perverso; a la vez que nos muestran la realidad de lugares que necesitan nuestra atención, generan conciencias cada vez más adormecidas“Acostumbrarnos a ver determinadas imágenes es un peligro real, puede llegar a insensibilizarnos ante el drama. Por esta razón, un periodista debe tener mucho cuidado al mostrar su trabajo y dejar muy claro la importancia de la experiencia violenta o trágica de ciertas personas. Existen muchas imágenes, pero no se cuentan tantas historias que puedan motivar o impresionar a los lectores. Creo firmemente en que cubrir estos eventos y estas zonas en crisis es muy útil, y si algún día uno de mis proyectos logra despertar conciencias, seré la persona más feliz del mundo”.

Aún así, la forma cómo el fotógrafo plasma estas realidades no nos posiciona en un punto de vista determinado, ni nos decanta hacia un lado o hacia otro: en esta situación, todos los bandos creen adquirir una postura justificada por algún motivo. No fotografío a víctimas y verdugos de formas distintas, creo que es mejor quitarles el significado emocional y asegurarme de que quienes vean mi proyecto puedan tener libertad de interpretación”. Esto se aprecia claramente en la serie de Guerrero, en la que Alfredo llega a tener tanta cercanía –en las fotos– con la policía como con los narcotraficantes y sus víctimas.

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“Demasiados fotógrafos se centran en hablar de lo que arriesgaron al hacer su trabajo y no en contar las historias de las personas que conocen allá”

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Al preguntarle al fotógrafo por las experiencias vividas en contextos de tanto riesgo vital, su reflexión nos devuelve a la realidad y coloca el foco en las personas que realmente habitan y sufren las consecuencias de la violencia estructural y continuada, sin escapatoria.

“Demasiados fotógrafos se centran en hablar de lo que arriesgaron al hacer su trabajo y no en contar las historias de las personas que conocen allá y que afrontan estas experiencias a diario, no de forma esporádica como nosotros. No soy un habitante de Guerrero, de un pueblo abandonado bajo el control de un grupo de delincuentes, ni un voluntario en Donbass que estará en las trincheras durante semanas, soy un operador que puede vivir situaciones difíciles que son parte del trabajo”.

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