BRIAN FINKE_JOIA_ENTREVISTA

Brian Finke y su serie fotográfica Backyard Fights

Durante cinco años, Brian Finke (Nueva York, 1976) fotografió Street Beefs, un club de peleas subterráneo ubicado en el campo de Virginia y fundado por un ex convicto conocido como Scarface. 

Cansado de presenciar cómo su comunidad sufría las consecuencias de la violencia inevitable y el uso de drogas, y motivado por la desconfianza en el sistema penitenciario, Scarface decidió tomar riendas en el asunto y organizar peleas. A través de esta iniciativa, invitó a cualquier persona a resolver sus disputas a golpes en lugar de con armas de fuego, nos cuenta Finke.

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“Miles de peleas después, The Yard se ha convertido en un destino de culto y en una comunidad de apoyo. Es un espacio positivo no solo para la resolución de conflictos, sino también un refugio para adictos en recuperación, exconvictos, peleadores aficionados, jóvenes aburridos, o cualquier persona que necesite liberar estrés golpeando a alguien en la cara”. 

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“Miles de peleas después, The Yard se ha convertido en un destino de culto y en una comunidad de apoyo”

Estas peleas son recreativas o se utilizan para resolver disputas; los peleadores no reciben pago y no hay tarifa de entrada, explica el fotógrafo tras años de investigación. Cuando Brian comenzó a fotografiar las peleas en el patio trasero de Scarface, había tal vez una pelea o dos un sábado por la tarde. Sin embargo, a lo largo de cinco años de su proyecto, ese número creció a más de 50 peleas, y también se expandió a otras regiones como Florida, Texas y Nevada. 

Actualmente, Scarface cuenta con más de 4 millones de seguidores en YouTube, y este crecimiento demuestra claramente la necesidad de este desahogo. Estas peleas muestran una nueva posibilidad: una forma de canalizar la agresión de manera controlada y consensuada lejos de las normativas policiales.

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Finke nos comenta que para muchos de los peleadores, estos encuentros no solo son sobre el combate, sino también un espacio donde prima el apoyo mutuo, la camaradería y la validación de cada una de sus identidades. 

“Para mí, el mensaje y la motivación de los peleadores para estar allí era sobre pertenencia. La mayoría de las veces, al finalizar una pelea, los peleadores se felicitaban entre sí, preguntando si el otro estaba bien y diciendo: «buena pelea, buena pelea». La experiencia se trataba de pertenencia, solidaridad y los vínculos generados”. 

“Los peleadores se felicitaban entre sí, preguntando si el otro estaba bien y diciendo: "buena pelea, buena pelea". La experiencia se trataba de pertenencia, solidaridad y los vínculos generados”

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Tras 5 años fotografiando dentro de este ring improvisado, Finke decidió crear un proyecto editorial: un fotolibro de 124 páginas en el que priman las personalidades de los opositores, el drama y la dureza en los patios. Su fotografía fluye entre su estilo hiperrealista característico y una suavidad que captura la pasión e instinto de pelear humano.

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Brian nos comenta que siempre se involucra de forma cercana con las comunidades que fotografía, siempre pidiendo permiso para retratarlos. En este contexto, nos muestra, desde la sensibilidad visual, parte de la idiosincrasia estadounidense que se cuece en los márgenes del ojo de la penitenciaría.

Puedes adquirir uno de los ejemplares de este fotolibro “Backyard Fights” aquí

Sigue su trabajo en @brianfinke 

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