Las personas que son parte de la comunidad transgénero en Chile son, sin duda, las que más sufren la discriminación, la marginación y la invisibilización a la que les somete el estado y gran parte de la sociedad. Para contrarrestar esta realidad social, un grupo multidisciplinar de profesionales, junto a tres activistas trans, han creado el proyecto “Otras Vidas, Activismo y Resiliencia Trans en Chile” con el objetivo de legitimar la condición de otredad y transversalidad en la sociedad chilena.
La iniciativa recorre, a través de textos autobiográficos, fotografías de archivo y recortes de prensa, la vida personal y política de tres mujeres trans: Katty Fontey, Silvia Parada y Carla Sepúlveda. La idea original que dio inicio a Otras Vidas surgió de una conversación entre la antropóloga y escritora Gabriela Aguilera y la activista Silvia Parada en 2015, en la que ésta última le planteaba a la primera la necesidad de desarrollar un registro histórico y social de la transgeneridad en Chile. De la semilla que se plantó ahí, fue creciendo y tomando forma el proyecto, el cual, con el paso del tiempo, incorporó a la fotógrafa Constanza Granadino y al diseñador Nicolás Venturelli. Conversamos con Constanza acerca de las ideas principales que componen Otras Vidas.
“De esa primera conversación surgieron ideas que, para ser materializadas, era necesario crear un equipo de trabajo interdisciplinar. Ahí entro yo, responsable de la imagen fotográfica, además de Nicolás, quien se hizo cargo de los procesos creativos vinculados a la web y el libro. Trabajar como colectivo nos permitió potenciar la creatividad, además reducir el rol principal de nuestra autoría en la propuesta y, así, entregarle mayor espacio y relevancia a las protagonistas”.
“Trabajar como colectivo nos permitió potenciar la creatividad, además reducir el rol principal de nuestra autoría en la propuesta y, así, entregarle mayor espacio y relevancia a las protagonistas”
Otras Vidas ha terminado siendo un conglomerado de formatos que integran textos autobiográficos, conseguidos a través de conversaciones geolocalizadas, además de fotografías pertenecientes al archivo fotográfico personal de las protagonistas.
“A través de las conversaciones georeferenciadas grabadas, visitábamos los lugares significativos que las protagonistas sugerían y generábamos micro-relatos autobiográficos en primera persona. Esos lugares, en tiempos pasados, fueron el escenario de muchas historias de discriminación, violencia policial, explotación, lucha y resistencia política, entre otras cosas. Para acompañar estos micro relatos, buscamos apoyo en los archivos fotográficos personales de las protagonistas, que nos permiten acceder a su mundo íntimo y privado. Las fotografías fueron hechas sin ninguna pretensión artística, lo que significa que son más reales y honestas”.
“Las fotografías fueron hechas sin ninguna pretensión artística, lo que significa que son más reales y honestas”
Estas narraciones y fotografías circulan a través de una plataforma web y un libro, los cuales, para Constanza, tienen ventajas, pero también limitantes.
“Siempre pensamos que Otras Vidas debía ser un objeto físico, es decir, un libro. Por eso pusimos especial cuidado en el tipo de papel y el diseño para su mejor apreciación y lectura. Lamentablemente, este medio tiene una circulación limitada, por la cantidad de libros que se pueden imprimir y por su alcance territorial. Para equilibrar el problema anterior, creamos una página web con toda la información del proyecto y disponibilizamos el libro en PDF para su descarga gratuita, lo cual nos ha permitido conectar con otro grupo de personas y lugares. Así que ambos medios se complementan y funcionan en conjunto a la hora de difundir Otras Vidas”.
Actualmente el equipo detrás de Otras Vidas se encuentra difundiendo el proyecto y están en conversaciones para continuar trabajando en temáticas transgénero.