En 2013, cuando Harry Nuriev (Stávropol, 1984) terminó sus estudios de Arquitectura en Moscú, decidió fundar Crosby Studios. Su objetivo inicial era revalorizar las construcciones y diseños de la antigua URSS tomando como referencia la arquitectura brutalista que muestra los materiales de construcción, los estrechos edificios residenciales o jrushchovka que obligaban a tomar ciertas decisiones de interiorismo, o los objetos de diseño excéntrico de la época, entre otros rasgos característicos de forma y color. Harry encontró en su infancia su principal fuente de inspiración.
“Crecí en una familia muy sencilla, en una ciudad pequeña. Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia y los aplico en mi trabajo todos los días. Los colores que uso, por ejemplo, vienen de mi infancia. En los pequeños pueblos rusos eran populares los tonos súper vivos de verde y rosa. Las fotos antiguas de mi infancia se han convertido en mis referentes”.
“En los pequeños pueblos rusos eran populares los tonos súper vivos de verde y rosa. Las fotos antiguas de mi infancia se han convertido en mis referentes”
Unos años después de fundar el estudio, en 2016, Harry se mudó a Nueva York y debutó en la Design Week de la ciudad con sus primeras piezas de mobiliario. Un año más tarde, realizó su primera exposición en solitario en el centro de arte Dallas Contemporary y, a partir de ese momento, empezó a colaborar con otros artistas, como Liam Gillick, y con otros estudios de arquitectura, como el OMA de Rem Koolhaas. Desde entonces, los interiores, muebles y propuestas de diseño que salen de Crosby han logrado llamar la atención de medios y celebridades, y Harry Nuriev se ha convertido en un referente de su generación.
Uno de los rasgos que diferencia a Nuriev y su equipo de sus antecesores es que todas sus ideas se vehiculan a través de la mezcla de varias disciplinas, sin importar el cómo (llegan al resultado), sino el qué (resultado surge de todo ello). En este poco temor al “puritanismo” de la arquitectura y del diseño de muebles, la moda se erige como uno de los universos en el que se fija Harry.
“Quería crear algo nuevo y diferente y, en la historia del diseño de muebles y de la arquitectura, sin importar qué tan lejos llegues, no hay mucho espacio para crecer o experimentar. Por eso, recurrí a la moda y al arte como aquello que guía e inspira, de forma orgánica y natural, lo que creamos en Crosby Studios. La moda era un nuevo entorno para mí, una nueva fuente de ideas y, con el tiempo, todo se convirtió en parte de mi proceso creativo”.
“Quería crear algo nuevo y diferente y, en la historia del diseño de muebles y de la arquitectura, sin importar qué tan lejos llegues, no hay mucho espacio para crecer o experimentar. Por eso, recurrí a la moda y al arte”
A falta de un término que definiera esta nueva forma de hacer las cosas o esta voluntad de saltarse las reglas del juego, y bajo la necesidad de que dejaran de etiquetarle como minimalista, Harry tuvo que inventar su propio estilo. Lo llamó transformism. “Tuve que encontrar mi propia palabra para describir el mundo que estoy creando y terminé llegando a ‘transformación’ porque eso es lo que hago: transformo todo con lo que trabajo, desde moda hasta muebles y diseño de interiores”.
Este criterio mutante es el que guía diseños como el interior de una cafetería y espacio comunitario en el Dover Street Market de París, la headlight lamp hecha con retrovisores o el trash bag sofa con bolsas de basura para Balenciaga, una colección de muebles para el lanzamiento de la Air Max 720 de nike, un interior en el que todos los muebles son de denim, sillas peludas o que parecen salidas del Minecraft, y un larguísimo etcétera. ¿Qué concepto une todos estos proyectos y encargos?
“El criterio principal que hace que tomemos un encargo en el estudio es que la persona que lo solicita no debe tener miedo a las cosas nuevas y debe estar dispuesta a experimentar con materiales y nuevas construcciones, a desarrollar ideas. Mi equipo es fundamental para hacer realidad mi visión: mi directora de proyectos, Anastasiia Pestrikova, fue quien llevó a cabo proyectos tan importantes como We are ona y The Trash Bag sofa en Design Miami”.
“El criterio principal que hace que tomemos un encargo en el estudio es que la persona que lo solicita no debe tener miedo a las cosas nuevas y debe estar dispuesta a experimentar con materiales y nuevas construcciones”
Si estos son los diseños que Harry y su equipo diseñan para otras personas, ¿cómo es el espacio en el que él mismo vive, trabaja o ocupa? ¿Se produce el efecto “en casa de herrero, cuchillo de palo”? “Siempre me encargo yo mismo de diseñar cada elemento de mi casa o de mis espacios. Suelo utilizar estas oportunidades para experimentar, para jugar con nuevos materiales, texturas y estilos. Esto es lo que me guía en el desarrollo de un estilo principal que transporta a todos los demás”.
A pesar de que no perdemos la oportunidad de preguntarle por las tendencias futuras en diseño de muebles y de espacios, Harry no quiere desvelarnos sus secretos, pero si nos cuenta que, a través del cruce de todas las inspiraciones posibles, quieren encontrar un lenguaje común: “Trabajamos en disciplinas muy diferentes y opuestas, desde la historia hasta la moda, y realmente nos gustaría desarrollar un nuevo alfabeto para un lenguaje de diseño”.
Puedes seguir su trabajo en @crosbystudios