Federico Vespignani

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Federico Vespignani: las luces y las sombras de una mara hondureña

Si hacemos un análisis sobre la realidad que se vive en Centroamérica, es casi imposible disociarlo de la violencia. En las últimas décadas, esta región del continente ha experimentado la aparición y extensión de pandillas callejeras, como Barrio 18 o la Mara Salvatrucha (MS13) relacionadas con el narcotráfico y otras actividades ilícitas, las cuales han quedado enfrentadas por el control del territorio.

Atraído por una realidad tan distinta a la suya e interesado en la relación de esa zona con la muerte, el fotógrafo italiano Federico Vespignani (Venecia, 1988), empezó a trabajar en El Salvador, Honduras y Guatemala en 2017. De sus viajes y conexiones con la gente que conoció, surgió la serie “Por Aquí Todo Bien”, un proyecto que explora los miedos y traumas de algunos miembros de Barrio 18 y su entorno, a las afueras de San Pedro Sula, una de las ciudades más violentas del mundo.

Federico Vespignani
Federico Vespignani
Federico Vespignani

El interés de Federico por la fotografía surgió de forma instintiva, empujado por la intuición y la voluntad de documentar el mundo del graffiti en el que estaba inmerso. Su abuelo cambió su perspectiva de lo estético a lo político al regalarle un libro de Robert Capa y de esa mirada surgieron trabajos como “Blue Echoes” o “La Distancia”, los cuales también exploran realidades complejas plagadas de temores expuestos y heridas que aún no cicatrizan, expresadas en luces, colores y sombras.

“Siempre he percibido el mundo como un lugar oscuro y caótico, soy bastante pesimista sobre el futuro. Sin embargo, veo la esperanza de la gente en las situaciones más difíciles, ese destello de luz alimenta mi curiosidad e interés. Estoy tratando de reflejar esto visualmente mediante el uso consciente de la luz y los colores”.

En su ansia por conocer las experiencias de aquellos que viven la muerte tan de cerca, empezó a seguir a un criminólogo salvadoreño que buscaba personas “desaparecidas” debido a la actividad de las pandillas. “En su interminable búsqueda de cadáveres, entré en contacto con una realidad donde el sentido del bien y el mal se difumina, comenta Federico sobre esos momentos. 

Federico Vespignani

El fotógrafo habló con ambos bandos; la policía le decía que trataban de “erradicar un cáncer”, mientras un ex-pandillero le hablaba de su transtorno de estrés postraumático por los asesinatos que cometió y trataba de reintegrarse en su comunidad. “Todas estas situaciones me llevaron a centrar mi atención en la relación entre la juventud y el trauma”, concluye.

En ese camino, conoció a un pastor evangélico que era también entrenador de fútbol local, fue a un partido donde había varios miembros de Barrio 18 y, unos meses después, al ver las fotos que había tomado, la pandilla le perimitió acceder a su “mundo”.

Federico Vespignani

“Me interesa plantear preguntas a un nivel más íntimo, quedarme en una zona gris, tratar de reflejar las complejidades y contradicciones de esa gente”

Federico Vespignani

“Moisés, uno de los miembros del grupo al que ahora considero un amigo, me dijo por teléfono: ‘La primera vez que viniste te estaba mirando, estudiándote, para ver si querías sacarnos información de algún tipo, pero luego entendí que realmente te interesaba estar con nosotros y tener una relación honesta’”.

En sus imágenes, Federico no muestra violencia explícita, sino instantes íntimos que sugieren la complejidad de un entorno como el que habitan las pandillas. “Nos imaginamos a las pandillas en Centroamérica de una forma muy concreta: con armas, tatuajes, envueltos en homicidios… Pero a mi me interesa plantear preguntas a un nivel más íntimo, quedarme en una zona gris, tratar de reflejar las complejidades y contradicciones de esa gente. Creo que las imágenes brutales o más crudas no transmiten esas sutilezas y realidades que viven los sujetos de mis fotografías. Por eso decidí no mostrar estas cosas y usar su entorno y la luz como un recipiente para preguntas más profundas y complejas”.

Federico Vespignani
Federico Vespignani

El futuro de los y las jóvenes que conviven en esos lugares día a día es incierto; algunos terminan en la cárcel, otros escapan, y los menos mueren asesinados por la policía, por pandillas rivales o por la suya propia, pero todos creen que su situación no puede cambiar ni mejorar. “A muchos de ellos les atormenta el dolor que han causado y siguen causando, un sentimiento que convive con la búsqueda de un espacio físico o psicológico en el que actuar por el bien de sus seres queridos, cuenta Federico.

Actualmente el fotógrafo está trabajando con biólgos e investigadores en un proyecto sobre el efecto del calentamiento global en la laguna de Venecia, su ciudad natal, y planea seguir con el próximo capítulo de “Por Aquí Todo Bien” muy pronto.

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