Con tres días de vida, Luna Morgana (Santiago, 1996) entró por primera vez a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile: “Mi madre y mi padre cursaban su tierno primer año de la carrera de Artes Visuales cuando me tuvieron”. No cabe duda entonces de que creció en un contexto rico en referentes y estímulos artísticos, además de ir manifestando sus propias inquietudes y habilidades en el dibujo, la pintura, el barro o la plasticina.
Desde entonces, nunca se alejó de esas actividades manuales y tuvo otros grandes referentes, como su profesora de arte de la universidad, Patricia Vargas, que creyó en ella y le sirvió como ejemplo de artista independiente y comprometida con el oficio.
En sus obras más recientes se observan estilos distintos según el proyecto o la serie, entre el realismo y la abstracción, pero encontrando un terreno común en el retrato. Luna expresa su subjetividad a través de actitudes que tienden al posado, a la reflexión, al gesto pensante. “Creo en algunos principios muy elementales como la dualidad del adentro y el afuera, de esta manera exploro mi interioridad mediante un lenguaje gráfico y abstracto mezclando distintas técnicas y materiales para desarrollar, sobre papel o cualquier material, composiciones que traduzcan mi visión subjetiva –sensaciones o emociones– respecto a un otro”.
“Exploro mi interioridad mediante un lenguaje gráfico y abstracto mezclando distintas técnicas y materiales para desarrollar, sobre papel o cualquier material, composiciones que traduzcan mi visión subjetiva”
En el óleo encuentra una pintura más cercana a la descripción del aspecto de las cosas, por eso lo usa en sus trabajos más figurativos, como los de su serie EstrellasErrantes, “una serie de retratos realistas donde capturo mi entorno social más cercano y cotidiano”. En estas obras, el fondo se presenta más plano y anecdótico, de color claro y sin elementos distractorios, “busco llegar a un grado de objetividad de lxs retratadxs, destacando su individualidad y rasgos distintivos, entonces los fondos son más neutros y proyectan un vacío en torno a la figura. Asocio ese vacío al ‘sonido de fondo’ característico de estos tiempos”.
Por otro lado, en sus trabajos gráficos los fondos actúan como una proyección de un mundo subjetivo: “Los personajes se entremezclan con su entorno donde se conjugan colores y elementos visuales abstractos que buscan generar una atmósfera envolvente”.
“Vivimos en la era del vacío porque tenemos insertada la idea de éxito como dinero o fama y esto nos entrega a cambio placeres instantáneos que, a la larga, resultan totalmente inconsistentes para nuestra espiritualidad”
Luna aprendió a pintar retratos pintándose a sí misma, evitando la distracción y el peso que supone la opinión del resto (“si quedó parecido o no, si se ve más fex, más guapx, mas flacx, mas gordx, etc.”). Más adelante, empezó a pintar retratos al óleo y empezó a detectar rasgos compartidos entre sus autoretratos y los retratos ajenos.
“El gesto ambiguo y medio desconcertado de los personajes que expresa una visión personal frente al mundo. Vivimos en la era del vacío porque tenemos insertada la idea de éxito como dinero o fama y esto nos entrega a cambio placeres instantáneos que, a la larga, resultan totalmente inconsistentes para nuestra espiritualidad; no se trata de un vacío material sino del vacío de fe, y hablo de fe en nosotrxs mismos”.
“La pintura al óleo nos hace conscientes de la temporalidad de las cosas y de nuestros propios procesos”
En Chile, Luna y algunos de sus coetáneos son la prueba de que no todas las personas jóvenes están pegadas a un dispositivo digital o electrónico. Aún hay vida en el desarrollo del oficio. “Creo en los oficios y los quehaceres manuales porque te invitan a reflexionar en torno al proceso del cual surgen los objetos. La pintura al óleo recalca mucho eso, a diferencia de lo digital, donde no se trabaja un objeto en sí mismo sino que un archivo intangible. Cuando creas una pintura recurres a la materia que, mediante el gesto y la interacción, llega a ser un testimonio de tu propia corporalidad, es un proceso de largo aliento reflexivo y expresivo en el que canalizas tu interioridad, por eso, para muchxs es algo que nos resulta meditativo. Estamos acostumbradxs a adquirir objetos industrializados y desechables, a la constante proliferación de imágenes que nos introducen en un mundo muy ansioso en el que las cosas aparecen y desaparecen por arte de magia. La pintura al óleo, en cambio, nos hace conscientes de la temporalidad de las cosas y de nuestros propios procesos”.
Puedes seguir su trabajo en @luna.morgana
