La obsolescencia programada, el ritmo frenético de producción y consumo, y lo efímero de muchos objetos cotidianos fácilmente sustituibles, definen la relación que establecemos con aquellas cosas tangibles que nos rodean, el tiempo que pasamos con ellas, usándolas o interactuando de cualquier manera. Esto hace que la conexión emocional con esos objetos sea inviable: ansiamos tener demasiadas cosas, pero no tenemos el tiempo ni el contexto para encariñarnos con ellas.
En un intento de echarle el freno a este ritmo de consumo y desapego, aparece el proyecto de la diseñadora Antonia Sepúlveda (Santiago de Chile, 1994), SNTMNT, pronunciado Sentimenta, con el cual pretende producir objetos cargados de significados y ligados a lo sensible.
La propia Antonia nos cuenta que los diferenciadores de la marca “radican, por un lado, en el proceso de producción y exploración, que pasa todo por mis manos y es, en parte, una excusa para seguir aprendiendo distintos oficios y materialidades que me permitan ampliar la cancha y seguir jugando y traduciendo ideas a lo tangible; […] y, por otro, el carácter autoral de crear objetos depositados de significado y basados en experiencias personales, ligados a lo vivencial, con una visión emocional, relacional y de perspectiva femenina –refiriendome al género– ya que esa es mi experiencia en el mundo”.
De estos aspectos tan fundamentales surge el nombre de la marca, que busca evocar o remover sensaciones con objetos que nos acompañen en el día a día, o como sintetiza Anto: crear “objetos autorales con alma, hechos a escala humana”. Quizá el nombre también sea fruto del momento en el que ella imagina la idea del proyecto, en época de pandemia, cuando todos los sentimientos estaban a flor de piel y la creatividad por sobrevivir se disparaba.
“La tangibilidad de un objeto es importante para mi, uno establece una relación con los objetos que perdura a través del tiempo y el espacio, uno deposita emociones y momentos en ellos, son parte de las imágenes que uno lleva consigo”
“Siempre he sido propensa a coleccionar, a buscar objetos particulares que me evocasen algo, que me ayudasen a depositarme a mí misma en el mundo. La tangibilidad de un objeto es importante para mi, uno establece una relación con los objetos que perdura a través del tiempo y el espacio, uno deposita emociones y momentos en ellos, son parte de las imágenes que uno lleva consigo y, de alguna forma, son testigos y actores de tu vida. En pandemia conviví con alguien que contaba con impresora 3D y, gracias al espacio temporal obtenido, pude explorar eso de lleno y conjugarlo con mi interés en los objetos. Este tipo de relación se pierde con el arte y diseño digital y es algo que me interesa mucho explorar, el imaginario propio de las personas, nuestra relación con la otredad. Crear objetos alimenta esa búsqueda y, al ser objetos comerciales, los libera a otros para que viertan su significado y tengan su propia relación con éstos de manera cotidiana y diaria”.
Bajo estas premisas nace la primera serie de objetos, WATER STATUS, una colaboración con la artista GUM (Karla Flores), que consiste en cinco piezas de joyería inspiradas en los distintos estados del agua (sólido, líquido y gaseoso), con la que tuvo total libertad creativa para generar ilustraciones que Anto se encargó de traducir a formas tridimensionales, imprimir con sus máquinas, castearlas, pulirlas, soldarlas y distribuirlas.
“Conversamos el hacer una pequeña serie de objetos con una relación y narrativa entre sí, existiendo como un conjunto e individualmente. Todo esto por zoom, ya que Karla se encuentra en Berlín. Ella me propuso distintos personajes que existían como representaciones de distintos estados del agua como materia, concepto que me encantó porque hablaba del cambio, el tránsito y la transformación, un tópico constante de la experiencia humana y un eje principal a nivel personal”.
Así, Antonia aprendió el oficio de la orfebrería acompañada de muchas personas y amigos que resolvieron sus dudas puntuales, de proveedores con los que se relacionaba por primera vez, y de un equipo de foto y video con quienes contó para esta editorial: Carlos Molina, Javiera Salka, y la música de SONDA.
“No me llama la atención que las creaciones se encuentren en el margen de la contemplación, no me interesa explorar los cuestionamientos que surgen en la distancia, sino los que surgen en las interacciones”
En el futuro, SNTMNT relanzará el primer objeto creado de la marca, unas velas con diseño y moldaje mejorado, y también prepara una colección más grande de joyería llamada Wellbeing basada en objetos y símbolos de bienestar físico y espiritual. El objetivo de Antonia es seguir creando objetos que demanden o evoquen mucha interacción y presencia: “No me llama la atención que las creaciones se encuentren en el margen de la contemplación, no me interesa explorar los cuestionamientos que surgen en la distancia, sino los que surgen en las interacciones a través de joyas, velas, floreros, posavasos, lámparas, mobiliario…. Quiero ir ampliando el marco de acción y de producción de SNTMNT, y explorar una gran gama de objetos en su forma y materialidad, de la mano de significados y preguntas respecto de la experiencia humana y de los mismos objetos, siempre respetando una escala de producción no industrializada”.
Puedes seguir el trabajo de la marca en su cuenta de Instagram @sntmnt.a
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