A Sofía Garrido (Santiago, 1992) “el llamado de la creatividad” no le llegó desde fuera, de su familia o de un maestro, pero su madre psicóloga y su padre geólogo le criaron en el ambiente adecuado, cerca de la montaña y alejada de las tecnologías, para que esa llama se prendiera, por sí sola, en su interior. “Con mi hermano no nos quedaba otra que usar la imaginación y nuestros días se iban en crear fantasías, rodeados de naturaleza y silencio. Tuve una infancia muy conectada conmigo misma y con la capacidad de imaginar”.
De forma orgánica, se alejó de algo que le aterraba: tener una “vida tradicional”. Se fue a estudiar fotografía a Buenos Aires a los 18 y, un año más tarde, partió a París para cursar Artes Plásticas. Con el paso del tiempo, la opción utópica de focalizarse en una disciplina o de tener una meta específica, se esfumó. “Soy muy curiosa, me interesan y apasionan muchas cosas, así que trato de ser ordenada y mantener varios proyectos en paralelo. Todo lo que me interesa o llama la atención lo investigo, aun que a veces pueda significar una perdida de tiempo”.
IG @sofgarrido
“Todo lo que me interesa o llama la atención lo investigo, aun que a veces pueda significar una perdida de tiempo”
De ese modo, ha logrado desarrollar trabajos de fotografía (con cierta incursión en el collage digital), de diseño editorial, ha realizado instalaciones interactivas colectivas, y ha investigado en torno a la postfotografía. Sofía es tan consciente de que esta amalgama de formatos, medios, soportes y dispositivos nos lleva a la “superabundancia” de imágenes que incluso, la ha abordado en la obra colectiva “Memoria asistida”.
“Hoy vivimos en una época donde la dimensión espacial pasa a ser virtual y se traslada a la horizontalidad de la pantalla, lo digital ha comenzado a penetrar la materia para pasar a ser parte sustancial de nuestro mundo. Todos hemos tenido que adecuarnos, incluyendo el sector creativo. He visto a fotógrafos haciendo sesiones a través de Zoom o a artistas presentando virtualmente sus exposiciones”.
“Hoy vivimos en una época donde la dimensión espacial pasa a ser virtual y se traslada a la horizontalidad de la pantalla, lo digital ha comenzado a penetrar la materia para pasar a ser parte sustancial de nuestro mundo”
Ante esa sobreexposición y sobreabundancia de estímulos creativos, una artista podría bloquearse y decidir dedicarse a otra cosa. ¿Cuál es la metodología que aplica Sofía para no sufrir de ese writer’s block?
“Hay una urgencia de curaduría, es decir, de filtros que nos ayuden a ordenar y dar sentido a esta enorme cantidad de información que recibimos. Por otro lado, hay algunas tendencias que, desde la postfotografía, hablan de una nueva ‘responsabilidad del artista’ por imponer una ecología visual que no lleve a la saturación y que aliente a la reutilización de imágenes. Se plantea que el nuevo rol del artista está en crear a partir de imágenes ya existentes y re-significarlas, para no colaborar con la superabundacia de éstas”.
“Hay una urgencia de curaduría, de filtros que nos ayuden a ordenar y dar sentido a esta enorme cantidad de información que recibimos”
En otro formato muy distinto, pero en un mismo plano de pensamiento, surge “Visualizar lo invisible”, un proyecto editorial que nace del diálogo entre el poeta Felipe Cussen y Sofía en torno al concepto de la nada y de como visualizarlo. Para ello y entre otros procesos, se traza el caminar de varias personas y, al dibujar su trayectoria, se materializa lo inmaterial.
“Luego, con la Editorial Naranja Publicaciones pensamos un trabajo de reedición y nació ‘Instrucciones para dibujar su caminar’, una publicación colaborativa en la que, a través de experiencias individuales, se va generando una obra coautoral que trata de darle una imagen gráfica al acto del caminar. La primera edición, en el 2019, estuvo expuesta en el tercer Festival del Libro de Artista. Hoy estamos próximos a lanzar la segunda edición que estará a la venta en la página de la editorial”.
Actualmente Sofía está trabajando en el proyecto Habitantes de la Imagen, que nació como una exposición interactiva sobre el fenómeno postfotográfico, y que se transformará en una editorial donde se publique el trabajo de artistas postfotográficos.
Por otro lado, la artista confiesa que, como a la mayoría, el encierro obligado le ha permitido hacer catarsis emocional… “ha significado un momento de pausa que me ha dado el privilegio de tener tiempo para reflexionar y cuestionar un montón de cosas”, añade. Además, el sector creativo del país, ya acostumbrado a ello, ha tenido que ser aún más ingenioso para subsistir y pensar en como será el “nuevo mundo” para ellos.
“La pandemia acelera el proceso de virtualización de la vida y los modos de consumir cultura (conciertos a través de live de Instagram, miles de series y películas liberadas para verlas gratis en nuestros computadores, visitas virtuales a los museos, etc.) La pospandemia será un ejercicio de hacer convivir los modos tradicionales de consumo con los nuevos modos virtuales que han ido surgiendo”. Muy pronto podrán ver el trabajo de Sofía en JOIA impresa.