Zapatillas y All-Star, una relación inconclusa
La NBA no fue siempre consciente de la importancia de su All-Star. Durante muchos años no era más que un parón a mitad de temporada, un encuentro entre los mejores jugadores de cada conferencia y, después, a seguir con los partidos importantes. El espectáculo llegó a finales de los sesenta, cuando una nueva liga, la ABA (American Basketball Association), sin historia que respetar, decidió apostar por nuevas ideas. Fueron ellos quienes crearon, en 1976, un concurso de volcadas para convertir el All-Star en un evento global, una fiesta ampliada. En Denver, la ciudad que acogía el All-Star, tampoco debían estar muy seguros de lo que hacían, porque programaron un concierto antes del partido y el concurso. Con la ABA en sus últimos momentos, eclipsada por la violencia y las drogas, cambiaron incluso el habitual concepto Este vs. Oeste para disputar un partido entre el mejor equipo de la temporada, Denver Nuggets, contra un combinado de la liga.
No se puede decir que aquel experimento funcionara demasiado bien, la ABA desapareció poco después, absorbida por la NBA. Los cuatro equipos más saneados de la ABA pasarían a formar parte de la NBA: Denver Nuggets, Indiana Pacers, New York Nets y San Antonio Spurs.

Para muchos, el éxito de la NBA fue saber aprovechar algunas de las ideas y errores de la ABA para crear algo nuevo. Y así ocurrió con el All-Star Weekend. En 1984 el anfitrión del All-Star era Denver, el mismo del último All-Star de la ABA, por lo que el concurso de volcadas parecía una opción sencilla, pero además se planteó imitar a la liga de béisbol con su partido de leyendas y un par de años más tarde se creó un nuevo concurso de triples para dar forma a un sábado que tenía el mismo peso que el propio partido.
Los patrocinadores trataron de seguir esta nueva línea, Gatorade se hacía con el concurso de volcadas, y American Airlines el de de los triples, mientras que el partido de leyendas fue dejándose de lado por las lesiones de algunos participantes. En un deporte tan exigente en lo físico, ver a antiguas glorias intentando mantener el nivel con cincuenta años, era peligroso.


En 1985 Nike abordó el All-Star Weekend de otro modo, en lugar de patrocinar el concurso de volcadas, se apoderó de él. Al tratarse de un evento informal, las normas se relajaban; era el momento para utilizar zapatillas de los colores que durante la temporada estaban prohibidos. Unos meses antes Nike y Jordan habían conseguido una repercusión nunca vista cuando la NBA prohibió las zapatillas de Jordan por no ajustarse a la uniformidad de color al ser casi totalmente negras. En el All-Star Game Michael podía usarlas, dando visibilidad a una Jordan I que ya se había situado como la zapatilla más deseada en el momento. Y algo más. Todos los jugadores llevaban las equipaciones oficiales de juego, mientras Michael realizó sus dos primeras volcadas con pantalón largo y camiseta de su colección con Nike, además de un llamativo cordón de oro.
Ya fuera una acción premeditada o algo casual, aquél gesto de Michael Jordan no cayó bien entre los veteranos que, según alguna teoría negada por los mismos protagonistas, decidieron congelar a Michael en el partido de las estrellas del domingo, a pesar de que, para el partido del All-Star, ya llevó la versión permitida. En lo que años más tarde llamaríamos “efecto Streisand”, se habló más de las zapatillas de Michael por aquel supuesto boicot, abriendo un camino a las marcas para lanzar sus campañas durante el All-Star.
En 1988 Michael comenzó a estrenar los nuevos modelos de sus zapatillas durante el All-Star, un hábito que se convirtió en norma durante toda su vida profesional. Pero no solo Jordan, el resto de marcas también preparaban estrategias para el All-Star, un momento en el que las ventas habitualmente eran bajas. Cuando las marcas vendían a los jugadores de baloncesto lanzaban sus novedades en septiembre, al inicio de la temporada de juego, pero una vez que las zapatillas se habían convertido en un objeto de deseo para miles de consumidores, el momento perfecto era el de máxima visibilidad.

“En 1988 Michael comenzó a estrenar los nuevos modelos de sus zapatillas durante el All-Star”
Durante las siguientes décadas vivimos una serie de estrenos, acciones y campañas para el All-Star Game. La verdadera explosión de Reebok The Pump llegó cuando un joven Dee Brown infló sus Omni en el concurso de volcadas, Scottie Pippen reemplazó a Michael con sus Maestro rojas, Chris Webber impactó con sus Dada Chrome y Tracy McGrady se convirtió en la estrella de 2004 con dos pares de distinto color. Los jugadores sin contrato tenían un nuevo escaparate para lucirse: Ron Artest jugó en 2004 con adidas, Nike, Dada, And1, cambiando cada pie en las interrupciones.
A la vez que los jugadores comenzaron a ser admirados por lo que hacían fuera de la cancha, las zapatillas de juego dejaron de ser el centro de atención. En 2012 la Nike Foamposite Galaxy representaba todo lo que era Hype en ese momento; baloncesto retro, foamposite, edición limitada y All-Star. En la cancha se la vimos a Rajon Rondo, pero donde explotó su rendimiento hasta el límite fue en las webs de reventa. La tienda de NikeLab en NY tuvo que cerrar por los disturbios y en un centro comercial de Florida tuvo que intervenir la policía para evitar robos y saqueos. Sin ninguna relación con las canchas, pasaron a la historia por un anuncio en Craigslist en el que se ofrecía un Chevrolet Cavalier a cambio de aquellas Foamposite Galaxy.

El giro hacia las calles fue consolidando poco a poco con lanzamientos cada vez más lejanos al rendimiento; adidas Yeezy 750 o Ultraboost quedaron asociadas a un evento, el All-Star, que ya se utilizaba solo como una fecha de lanzamiento, con el peligro de abandonar por completo su unión con el baloncesto. Las marcas se iban olvidando de sus ediciones especiales para el All-Star, como han hecho con las de Navidad o Playoffs.
Sobre la cancha del All Star de 2020 New Balance y 361º han presentado sus nuevas signatures para Kawhi y Aaron Gordon (este último en el la noche del sábado), pero Nike sigue arrollando con doce de los veinticuatro jugadores del partido, a los que habría que sumar los cinco Jordan (un 70%, porcentaje similar a la presencia del grupo Nike en la NBA). Los seis jugadores adidas estrenaban colores especiales, lanzados en paralelo a una colección Originals inspirada en Chicago, mientras que Kanye West mostraba su primer modelo de baloncesto regalándolo por las calles. Para cerrar el conteo del All-Star Game, Joel Embiid con Under Armour pasaba desapercibido, mientras que el MVP se lo llevaba Kawhi Leonard en su primer partido con la New Balance THE KAWHI.


Si en 2020 quieres ver las zapatillas del All-Star tienes que mirar a otros lugares, la entrada de los jugadores al pabellón o la primera fila de espectadores, una situación perfectamente reflejada en una foto: Ingram pidiéndole a Kanye West que le firmara las Yeezy Basketball con las que había jugado. Puma, sin representantes en el partido del domingo, ha conseguido cierta visibilidad con J. Cole como espectador.
El baloncesto busca ahora nuevos modos de prolongar su influencia con cambios en el formato del All-Star que esconden cierto desinterés por el baloncesto real. Las zapatillas, sin embargo, se adaptan sin demasiados problemas a este nuevo consumo, buscando novedosas figuras para reemplazar a los deportistas. Después de todo, el All-Star Weekend es una fiesta para la que todos necesitan zapatos nuevos.