Romina Sandoval: La última imagen de su abuela
Detrás de las frías cifras y de las estadísticas que entrega el Ministerio de Salud chileno a diario y que nos dan cuenta de la cantidad de positivos y fallecidos por coronavirus en nuestro país, existen familias que viven, en silencio, la angustia después de un PCR positivo, el distanciamiento social obligado, la cuarentena y las tristes despedidas sin adiós.
En junio de este año la fotógrafa chilena Romina Sandoval (Santiago, 1986) se enteró de que toda su familia materna había dado positivo por coronavirus y, al poco tiempo, su abuela de 81 años comenzó a empeorar progresivamente, hasta que, lamentablemente, falleció. Romina decidió documentar todo el proceso en una serie de fotografías que llevan por nombre Luz Blanca. “Desde un principio, quise rescatar la memoria de mi abuela para que no fuera olvidada ni se convirtiera en un número más de las estadísticas que entrega el gobierno. Quise darle una cara humana a esas cifras, una dimensión más profunda. Eso detonó la idea de explorar la imagen de mi abuela, los vestigios y como la ausencia de esta imagen y su cuerpo se reflejan en los espacios”.
“Quise rescatar la memoria de mi abuela para que no fuera olvidada ni se convirtiera en un número más de las estadísticas que entrega el gobierno”


Como relata el testimonio de Romina, durante este año muchas familias no tuvieron la posibilidad de despedirse de sus seres queridos, de llevar a cabo el “ritual” de entierro que permite enfrentar su muerte y despedirlos de una manera más llevadera. Y esto tuvo consecuencias.
“Los ritos existen por algo y tienen la capacidad de ayudarte a entender y aceptar el proceso de la muerte. El rito funerario, velar el cuerpo, despedirse y tener esa última imagen, ayuda a que los familiares podamos asimilar el proceso, seguir adelante e iniciar el duelo. Cuando estos ritos son interrumpidos u omitidos se hace más difícil aceptarlo. Es muy fuerte que te entreguen a un familiar en una bolsa, es una imagen que vuelve a mí constantemente. Su muerte y su rito fueron interrumpidos producto del virus y la fotografía le pude dar otra imagen a su deceso”.


“Su muerte y su rito fueron interrumpidos producto del virus y con la fotografía le pude dar otra imagen a su deceso”
Desde que comenzó la pandemia, hemos visto imágenes que nos han dado una idea de la magnitud de la tragedia, pero las imágenes de Romina nos permiten conocer la pandemia de cerca, desde una perspectiva más profunda. “Vivirlo en primera persona es muy distinto a verlo desde afuera y tener un vínculo emocional con la persona que se retrata. Mi abuela y las personas fallecidas por el coronavirus fueron borradas, lo cual tiene mucha relación con algunos temas que aborda la fotografía, como el paso del tiempo y el valor del archivo. Por eso recurro al archivo, a la fotografía directa y a las intervenciones para construir la última imagen de mi abuela”.





Si nos adentramos en el tema tabú que retrata Romina, la muerte y su proceso, detectamos cierta autocensura para no ser blanco de las críticas del que mira y de uno mismo. “
Hay un riesgo importante al que uno se enfrenta al trabajar un tema con estas características, porque todo lo que uno muestra puede ser juzgado y cuestionado. Este trabajo no pretende ser una apología del horror y lo trágico, y menos me interesa la estética de lo crudo. Entiendo que no es una temática placentera, pero a mi estas fotografías me sirven por un tema de salud mental, lo hago por respeto a mi abuela y a todos. Me interesa lo sugerente y no lo explícito y no quiero estetizar el horror. Aún así, hay momentos en los que preferí guardar la cámara para poder olvidarlos”.



Actualmente la autora trabaja en los aspectos teóricos de Luz Blanca y, en paralelo, prepara un fotolibro que narra el abuso policial sufrido por su hermana en el estallido social de octubre del 2019 en la comuna de San Bernardo.
