Pierpaolo Piccioli: Más que moda, una visión de mundo
«La alta costura es sueño y fantasía, la expresión de la individualidad, y eso significa diversidad. No se trata de un mensaje político que se pone en una camiseta ni de ropa de calle o ropa deportiva; se trata de cómo miras el mundo», dice Pierpaolo Piccioli en una entrevista para New York Times. Esta afirmación define en gran medida a uno de los diseñadores más influyentes del último tiempo.
Después de estudiar en el Instituto Europeo di Design en Roma, Piccioli tuvo una carrera creativa estimulante. El 2008 llegó a Valentino junto a su inseparable dupla Maria Grazia Chiuri, para luego el 2016, continuar como único director artístico de la casa de alta costura, cuando Chiuri fichó por Dior.



Aunque la industria de la moda tiende a crear la idea de que el genio creativo proviene de una mente excéntrica y solitaria, Piccioli ha demostrado exactamente lo contrario. En varias ocasiones ha manifestado que la clave de su trabajo está en lo social e inclusivo y, muestra de ello, es la cercanía que tiene con su equipo de artesanos, bordadores y costureros. Además, esta diversidad también se refleja en sus creaciones de alta costura.




En Genius, colaboración que realizó con la reconocida firma Moncler a principios de este año, Pierpaolo deslumbró con una colección que reinventaba de forma radical el clásico relleno de pluma de la marca, llevándolo a voluminosos vestidos de estilo aristócrata del siglo XVIII con un toque futurista. Los estampados y brillantes colores estuvieron a cargo de su amiga, la modelo Liya Kebede, quien se inspiró en los tonos y formas su país de origen, Etiopía. Además los trajes incluyeron la colaboración directa de tradicionales tejedores de algodón y artesanos africanos de la marca Lemlem, impulsada por Kebede.


Con esta, como con cada colección, creación y diseño, Pierpaolo rompe los esquemas tradicionales de la alta costura moderna y conecta con la herencia creativa de este oficio milenario, y con un mundo alejado del cliché del glamour. Este gesto refresca y redefine la forma de percibir el mundo y la idea de la belleza.
