El imaginario napolitano es bien conocido: calles estrechas, motocicletas que las recorren a toda velocidad con pasajeros sin casco, personas y personajes, tatuajes dedicados a la famiglia y a la mamma, Maradona… El fotógrafo Robbie McIntosh (Nápoles, 1977), mitad italiano mitad irlandés, lleva años recorriéndolas, como una sombra que se desplaza, a veces entre luces y a veces entre otras sombras, pero tratando de mantenerse como un peeping Tom no connotado.
Su inquietud por agarrar la cámara y salir a experimentar la vida a través del lente no le viene de familia ni de mentores. “No tuve maestros. Mi curiosidad por la fotografía proviene de revisar los álbumes familiares y sentir la necesidad de expresar lo que había dentro de mí. No tuve suficiente talento para expresarlo de otra manera que no fuera la fotografía”.
“No tuve maestros. Mi curiosidad por la fotografía proviene de revisar los álbumes familiares y sentir la necesidad de expresar lo que había dentro de mí”
El talento innato, la intuición por estar en el momento y lugar precisos. Eso es algo que se entrena a base de prueba-error, como una danza entre las calles o los contextos y la persona que observa. Ponerte delante de alguien y tomarle una foto no es fácil, siempre se parte de cero. Aunque nos lleguen cientos, miles de imágenes de Nápoles y sus calles, su propia idiosincrasia hace que cada instante sea tan único y auténtico, como sucio y delirante. Que nadie se relaje.
“Me gusta ser un fantasma que aparece en el escenario y baila alrededor de los protagonistas”
“Fotografiar es como jugar. Tienes que entender cuándo y qué notas tocar, y cuándo y qué notas no tocar. Todo ha sido ya fotografiado y, a la vez, nada ha sido fotografiado. Es como una hoja en blanco cada vez”.
Robbie se mueve en las calles, pero como fotógrafo no se identifica con ninguna etiqueta: “No soy un fotógrafo callejero, las definiciones y categorías deben ser eliminadas porque amordazan el flujo creativo. Me gusta ser un fantasma que aparece en el escenario y baila alrededor de los protagonistas”.
Y para terminar… una reflexión sobre la indiscutible protagonista de sus imágenes: