Mitchell Villa, un exorcismo visual
El proceso creativo de Mitchell Villa podría describirse como un exorcismo. Este artista canadiense ha llamado la atención por utilizar todo su cuerpo para llevar a cabo sus pinturas, como si se tratara de un ritual contra los malos espíritus. Sus composiciones maniáticas revelan mundos sombríos con rostros deformes, mostrando los síntomas propios de la oscuridad y la crudeza que nos rodea diariamente. En cada pieza que pinta Villa “desafía los bordes cuadrados y la superfície plana del lienzo”, como afirma en el manifiesto de su página web.
Residente en Victoria, Canadá, Mitchell es un artista autodidacta que se decanta hacia el realismo subjetivo, es decir, pinturas que retratan escenas cotidianas superpuestas y tergiversadas por las emociones que el autor percibe al momento de retratarlas. El resultado se asemeja a un collage de gran formato en movimiento generado por el trazo y por la propia energía física que Villa usa en cada obra. Un experimento sensorial inspirado en personajes de la talla de Francis Bacon, Lucian Freud y Jenny Saville.
Gracias a esta innovadora propuesta el canadiense ha llegado incluso a conformar una especie de séquito que lo sigue a él y sus obras con religiosidad. Su trabajo artístico también le ha llevado al artista a exponer en galerías como la Fortune Art Gallery, Sooke Fine Arts y la The Art Gallery of Greater Victoria.










