Fanzine “La Gira”: antes del año que no pudimos bailar
Si te gusta la escena under electrónica de Santiago y artistas como ValeSuchi, Andrea Paz, Matías Rivera, Klauser, Kata Schwartz, Qasio o Alejandro Paz, te son familiares, entonces las fotografías que forman parte de La Gira, un fanzine autopublicado en las últimas semanas del nefasto 2020 en Berlín por la autora chilena Gabriela de Souza, serán de tu agrado y te harán sentir nostalgia por tiempos pasados de fiesta, baile y libertad previos a la pandemia.
Desde Alemania, la autora debió someterse a la realidad de la pandemia y el encierro, lo cual le entregó el tiempo necesario para realizar diferentes talleres formativos en los que revisó, con otra mirada, su archivo personal de imágenes y comenzó a darle forma al fanzine. “En un taller de edición que hicimos con Miguel Ángel Larrea, comenzamos a mirar el archivo y a contar historias y, en esa búsqueda, encontré fotografías que hice entre el 2014 y el 2017 de la escena electrónica under de Santiago y de los amigos que iban conmigo a esas fiestas. Así, comencé a darle forma a esos años tan intensos y llenos de amor”.
“La electrónica que se hace en Chile es única y muy diferente a la del resto del mundo”


La relación de Gabriela con la música electrónica y la escena underground es muy estrecha y se remonta a los inicios del fenómeno, cuando los artistas se juntaban y organizaban fiestas que reunían una comunidad danzante donde todos eran bienvenidos.
“La electrónica que se hace en Chile es única y muy diferente a la del resto del mundo. Acá el under es precario y las fiestas se hacen en edificios destruidos, sin tanta producción, lo cual termina creando una comunidad. Yo soy muy danzarina y para mi la música ha sido siempre una terapia, pero este año no pudimos bailar así que, al ver estas fotografías, he sentido mucha nostalgia. Este fanzine es mi grano de arena para retribuir a la escena que tanto disfruté en aquellos años”.




“Este año no pudimos bailar así que, al ver estas fotografías, he sentido mucha nostalgia. Este fanzine es mi grano de arena para retribuir a la escena que tanto disfruté en aquellos años”

El público que frecuenta estas fiestas sabe de antemano que no habrán fotos porque los celulares se guardan y las cámaras no se permiten, por eso en estas imágenes quienes aparecen tienen los ojos borrados, y también por ese motivo las fotos son aún más significativas y surgen del disfrute colectivo y la privacidad de la comunidad.
“Yo no era una extraña dentro de ese ambiente y prefería pasármela bailando toda la noche que registrando, así que cuando lo hacía en realidad casi nadie se daba cuenta. A veces el flash me delataba, pero seguía disfrutando. Nunca fui invasiva y siempre prioricé la espontaneidad para poder captar la naturalidad en los movimientos y la energía del baile. Resguardé la identidad de los asistentes […], la idea siempre fue despersonalizar a los individuos y respetar el espacio seguro donde todos nos conocíamos y cuidábamos”.


“Nunca fui invasiva y siempre prioricé la espontaneidad para poder captar la naturalidad en los movimientos y la energía del baile”
En retrospectiva, y como bien apunta Gabriela en una reflexión final acerca de las fiestas que se muestran en el fanzine, durante este último año, entre el estallido y la pandemia, ha sido mucha la energía acumulada por la falta de eventos en los que poder bailar e intercambiar con otras personas en la misma sintonía. Esto incrementa el sinfín de emociones que la autora siente al hojear La Gira y revisitar esas jornadas. “Asistir a esas fiestas para mi era un descanso mental, una descarga emocional muy intensa, así que al abrir el fanzine vuelven a mi todo el amor, paz y compañerismo de los eventos. Ahora no hay donde descargar esa energía, así que valoro mucho más aquellos tiempos, porque éramos felices y no lo sabíamos. Agradezco esos espacios”.
En cuanto a la distribución del fanzine, Gabriela confiesa que es importante que circule de mano en mano y en formato físico, lo cual le confiere ese valor especial a lo impreso. “Me encanta que la publicación se mueva masivamente y a bajo precio, incluso también lo he regalado. Me gusta el potencial que tiene al contener información y circular sin control. Verlo en físico te permite apreciar los detalles que las fotos en papel te entregan. Hay un abismo entre la virtualidad y lo impreso, cuando tienes un objeto físico en tus manos se siente el cariño con el que está hecho y uno se enamora de inmediato, pasa a formar parte de tu biblioteca personal y siempre va estar ahí para tí y los demás, es una volada súper romántica. Hice cincuenta copias y deseo que se agote y desaparezca”.



“Hay un abismo entre la virtualidad y lo impreso, cuando tienes un objeto físico en tus manos se siente el cariño con el que está hecho y uno se enamora de inmediato”
Actualmente Gabriela está en Chile trabajando en varios proyectos: un registro de los rayados que sobreviven del estallido social de octubre y un proyecto que se llama “Confesiones de la vulva. Puedes seguir sus futuros trabajos también en su Instagram.
