Los efectos de la migración en el México rural, por Luis M. Díaz
El fotógrafo Luis Manuel Díaz (1996) es muy joven, pero su trabajo muestra una línea conceptual y estética muy coherente y sólida, basada en desarticular las ideas preconcebidas sobre la inmigración y la intimidad de los inmigrantes que viven alejados de sus lugares de origen. Él mismo se trasladó junto a toda su familia desde su Michoacán natal hasta Estados Unidos cuando era pequeño, y experimentó en carne propia lo que significa tener que adaptarse a una cultura completamente distinta.
“Cuando migras y dejas un lugar que has conocido toda tu vida, inmediatamente te sientes perdido y desorientado no solo física sino mentalmente. Se espera que los niños pequeños y adolescentes que se encuentran en las primeras etapas de desarrollo se adapten y encajen inmediatamente cuando se les reintroduce a una nueva forma de vida. Para mi, parte de esta adaptación fue asimilar el estilo de vida ‘estadounidense’ y rechazar mi origen cultural”.



En este proceso de integración y asimilación, Luis descubrió que en su nuevo país los inmigrantes como él y su familia, no eran como el resto de personas no-migrantes, y que, aunque él sentía esta dualidad como su normalidad, los que estaban a fuera no lo vivían de la misma manera. “He aprendido que a Estados Unidos le encanta criminalizar y distorsionar la imagen de los inmigrantes, especialmente de los latinoamericanos. Mi trabajo es un intento de luchar contra esa tergiversación y de fomentar que Estados Unidos se haga responsable de la violencia sistémica y el desequilibrio de poder entre las Américas”.

“Mi trabajo es un intento de […] fomentar que Estados Unidos se haga responsable de la violencia sistémica y el desequilibrio de poder entre las Américas”
De esta forma, los proyectos de Luis se introducen en la cotidianeidad de familias y personas inmigrantes para contar sus historias y equipararlas a las de cualquiera de los que las ven. En este ejercicio, el fotógrafo logra romper la barrera de la alteridad, entre el “yo” y el “otro”, para ponernos a todos de un mismo bando y, a la vez, encontrar las responsabilidades de estos procesos históricos.
“Con mis imágenes quiero celebrar la familia, la cultura y la comunidad, así como plantear un debate sobre las complejidades de ser un inmigrante en los Estados Unidos. Además, quiero poner en duda las opiniones unidimensionales sobre cómo es la inmigración y cuestionar la historia de la fotografía, la cual se ha utilizado, por más de 200 años, para promover el racismo y defender la supremacía blanca”.





“Con mis imágenes quiero celebrar la familia, la cultura y la comunidad, así como plantear un debate sobre las complejidades de ser un inmigrante en los Estados Unidos”

Uno de los proyectos que destaca por lo personal de las imágenes es “El Agua Escondida”, un retorno a la casa familiar de Michoacán que pretende des-simplificar los motivos de migración de las personas y examinar fotográficamente los efectos posteriores a estos movimientos de población en el paisaje rural mexicano y en sus comunidades.
“La serie de imágenes combina fotografía documental y escénica en donde aparecen mis abuelos representando fragmentos de lo cotidiano, en el paisaje solitario y deteriorado de su comunidad. Simultáneamente, contemplo mi relación con esta tierra que una vez habité. Durante la realización de este proyecto, documenté los paisajes de mi historia familiar; una historia de décadas de trabajo manual, y exploré los espacios domésticos que reunen todos los miembros de mi familia, la mayoría de los cuales viven y trabajan en Estados Unidos. Este trabajo es un intento de contextualizar en qué se ha convertido mi hogar y las consecuencias de la inmigración en las comunidades rurales”.



Durante la pandemia Luis tuvo tiempo de reflexionar acerca de la necesidad del autocuidado dentro de las comunidades inmigrantes de la clase trabajadora de Estados Unidos, entre las que se encuentra su familia. Esto es algo que que se suele asociar a personas con más poder adquisitivo y termina convirtiéndose en tabú entre los migrantes. “Tenemos esa idea de que solo los ricos se pueden relajar y cuidar, pasar un día en el spa o tomarse una copa de vino mientras se aplican una mascarilla. Eso no es malo, pero en el contexto familiar de los inmigrantes el autocuidado tiende más a ser el poder cocinar todos en casa, hacerse un masaje en los pies o salir a caminar”.
Puedes revisar el trabajo de Luis Manuel Díaz en su cuenta de Instagram.
