Lucía Prieto: Documentando el camino a la legalización del aborto en Argentina
La fotógrafa Lucía Prieto (Buenos Aires, 1984) lleva más de 5 años dedicada a la documentación del activismo feminista en Argentina, incluyendo, por supuesto, la lucha por la legalización del aborto. Gracias a esta última reivindicación masiva de la «marea verde», en diciembre de 2020 se aprobó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la cual establece el derecho al aborto en todos los casos y hasta la semana catorce de gestación incluida. Así, Argentina se suma a la pequeña lista de países Latinoamericanos que no penalizan la interrupción del embarazo entre los cuales están Uruguay, Cuba, Ciudad de México, el estado de Oaxaca, las Antillas y la Guayana Francesa.
Frente a un hito histórico como este, el interés suele centrarse en el valor del resultado en términos de políticas públicas y en el impacto de este hecho en la lucha por la equidad de género. Sin embargo, detrás de este logro existe un camino largo y valioso de resistencia y lucha que ha permitido la materialización de un anhelo colectivo. Lucía vivió este proceso en primera persona, dejando un registro de ello en el que se lee claramente su forma de involucrarse y su emotividad.
Fotos por Lucía Prieto.
Fotos de la serie «La vida en verde», por Lucía Prieto y Vale Dranovsky.
“En junio de 2015 tuvo lugar la primera manifestación del Ni Una Menos y, en octubre de ese mismo año viajé a la ciudad de Mar del Plata a lo que sería mi primer Encuentro Nacional de Mujeres, hoy denominado Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries».
«Esa experiencia me acercó a las luchas que los feminismos venían dando desde hace muchos años; escuchar, aprender, cuestionarme, internalizar y empatizar con las experiencias, los dolores, las opresiones y las resistencias que otros estaban compartiendo. Sentir la calidez que nace cuando te das cuenta que sos parte de un cuerpo colectivo, que somos red, que no es tu culpa, que no estas sola. Ese fue, sin duda, un punto de inflexión en mi vida personal que impactó directamente en mi experiencia íntima y en la contundencia de la pulsión amorosa y transformadora que se enciende cuando se pone el cuerpo en la experiencia”.

“Sentir la calidez que nace cuando te das cuenta que sos parte de un cuerpo colectivo, que somos red, que no es tu culpa, que no estas sola”



De este modo, las imágenes de Lucía se tornaron personales e íntimas, un manifiesto comunal de la sororidad desde dentro de los feminismos. “Considero necesario y relevante que seamos nosotres, quienes formamos parte de los feminismos, les que documentemos y narremos nuestras historias y nuestra lucha”, destaca la fotógrafa acerca de su registro.
A pesar de las adversidades que enfrentan las mujeres y las disidencias en las protestas y acciones, las fotos de Lucía muestran, de forma recurrente, momentos de felicidad, orgullo, amor y pasión, encontrando, poco a poco, y también en el camino, su relato junto al proceso histórico. “Reivindico la potencia del deseo y el goce en las luchas feministas y lo siento como un hecho distintivo. Es una elección consciente del posicionamiento de la mirada: el gesto que existe en la fortaleza de compartir y celebrar el encuentro, de construir redes y la plenitud de quien y quienes se reconocen deseantes. Encuentro, hoy, pocas cosas más poderosas que la libertad y el deseo. Y elijo fotografiar desde ese lugar”.
“Reivindico la potencia del deseo y el goce en las luchas feministas y lo siento como un hecho distintivo”

El proceso creativo detrás de esta documentación resulta impredecible; Lucía lo aborda con cierta planificación, pero, a la vez, dejando espacio para la espontaneidad, centrándose en el por qué de lo que está documentando. “Creativamente respondo mejor ante el caos que ante el orden. Me guío por estímulos emocionales, instintivos e intuitivos. Voy construyendo un relato en el momento y siempre espero que esté vivo. Cuándo arranqué a hacer fotos, disfrutaba de hacerlo en soledad. Fue mi primer acto de gozada independencia. Después, por suerte, fueron llegando los proyectos colectivos y en la actualidad, comparto proyectos con diferentes compañeres. Encuentro el proceso de creación compartida/colectiva necesario, nutritivo y poderoso”. En este sentido, la fotógrafa Vale Dranovsky, con quien comparte la autoría de algunas fotografías de este artículo, ha sido una aliada importante.
Los momentos que Lucía captura, de forma individual o colectiva, logran dignificar, re-significar y amplificar el campo de experiencia a través de una perspectiva feminista y de género, lo cual cobra relevancia en un contexto artístico y cultural donde el discurso del hombre y las élites es el hegemónico.
“Nuestras luchas y reivindicaciones pusieron en evidencia la necesidad de abordar las disciplinas y espacios con perspectiva feminista. Es la única posibilidad para la deconstrucción de miles de años de patriarcado y opresión”


“Nuestras luchas y reivindicaciones pusieron en evidencia la necesidad de abordar las disciplinas y espacios con perspectiva feminista. Es la única posibilidad para la deconstrucción de miles de años de patriarcado y opresión. En el campo de la fotografía se evidencia la urgencia de tejer redes entre nosotres y potenciarnos, de vaciar los espacios de poder donde hemos sido invisibilizadas o ninguneadas durante años y construir los propios: cooperativos, colectivos, horizontales y amorosos. Desde 2015 hasta la actualidad, aparecieron temáticas antes silenciadas en torno a la sexualidad, la identidad y el género, cuestionando la violencia machista y la representación de nuestras corporalidades. Creo profundamente en la importancia de pensarnos como artistas sudamericanas y tercermundistas para poder poner en relieve nuestras problemáticas, nuestras conquistas y lo valioso de nuestras voces y experiencias”.
El 30 de diciembre de 2020, el día que se aprobó la ley de aborto legal, libre y seguro en Argentina, un día de júbilo explosivo que desencadenó la alegría en el continente entero e hizo valer todo lo vivido en el camino.
“Al conocer el resultado de la votación, sentí una inmensa felicidad y emoción, un agradecimiento por todas las que hace muchos años vienen luchando por este derecho, pensé en todas las que perdieron su vida en abortos clandestinos. Sentí el abrazo con mis compañeras y amigas y con todes les que me abrazaron y abracé sin conocernos. Pensé en mi hija y en las pibas que desde ese día crecerían en un país más justo, en las generaciones que están naciendo y para quienes decir aborto no va a estar asociado al miedo, la culpa, la criminalización y la desigualdad. Sentí la felicidad que se siente cuando se conquistan los derechos que históricamente nos fueron negados y vulnerados”.



“Pensé en mi hija y en las pibas que desde ese día crecerían en un país más justo, en las generaciones que están naciendo y para quienes decir aborto no va a estar asociado al miedo, la culpa, la criminalización y la desigualdad”

Sin embargo, esto no acaba aquí. A la fecha, en Argentina siguen habiendo numerosos casos de extrema violencia de género y femicidios en contra de mujeres y niñas a lo largo del territorio, lo que evidencia la urgencia de un cambio estructural a través de políticas de equidad de género y refuerza la importancia de las luchas diarias de la causa feminista.
“En mi opinión, estrictamente personal, puedo decir que aún queda todo por hacer. En Argentina, esta ley es muy reciente y la implementación de la misma será otra batalla a dar. Como también lo es, por ejemplo, la profundización en la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral en todo el territorio argentino. La violencia machista sigue siendo alarmante: según el Observatorio Lucía Pérez, ocurrieron 65 femicidios en lo que va de 2021. Espero que este hito histórico en Argentina, sea una fuente de inspiración y sirva de chispa para encender la lucha por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos en toda la región. Los feminismos supimos tejer redes que trascienden fronteras: estamos juntxs”.

Actualmente Lucía está desarrollando un trabajo sobre la pandemia y el aislamiento junto al fotógrafo Nicolás Villalobos que pretende reflexionar, “con una impronta más poética que documental”, la libertad, la soledad, los cuerpos, el mundo emocional y lo opresivo de vivir en las ciudades.

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