Pablo Linsambarth (Santiago, 1989) ingresó con 9 años al Liceo Experimental Artístico de Quinta Normal, por lo que sus primeras aproximaciones al arte y sus oficios fueron tempranas. Allí cursó distintos ramos a través de los cuales pudo conectar más profundamente con diversas disciplinas artísticas y darles el “valor y tiempo” que posteriormente necesitaría. “Teníamos asignaturas de color, volumen, expresión gráfica, historia del arte y hasta orfebrería y cerámica. No tengo dudas que esa etapa escolar en un contexto de aprendizaje experimental me conectó con la importancia del oficio”.
En ese contexto formativo se generó uno de los recuerdos que Pablo asocia con su profesión actual: “Desde el colegio me incentivaron a participar de la convocatoria al concurso de arte de la embajada de Sudáfrica en Chile, que consistía en realizar una obra que abarcara la problemática del racismo y desigualdad. Obtuve el primer lugar y me premiaron con un computador, lo cual fue maravilloso porque en casa no teníamos”.
“No tengo dudas que esa etapa escolar en un contexto de aprendizaje experimental me conectó con la importancia del oficio”
Además de su entorno, su familia también favoreció esa etapa formativa. Pablo recuerda visitar museos, centros de extensión, universidades, galerías de arte, parques, conciertos de música, bibliotecas, ver películas en el cine, y recorrer, junto a su hermano y sus padres, las calles de Santiago en busca de libros, cómics y revistas de arte en los persas locales y ferias libres. “Todo eso despertó mi interés por adentrarme en ese universo”, uno que se vio, posteriormente enriquecido por “la música y la movida underground santiaguina del hardcore punk” que Pablo conoció siendo adolescente.
Damos un salto a la actualidad y nos encontramos con un origen biográfico y autobiográfico en las obras de Pablo, lo cual afirma que “es un síntoma personal de cómo percibo la realidad”. De esta forma, lo anecdótico se transforma en algo fundamental para desarrollar las historias que luego se convertirán en imágenes y, posteriormente, en pinturas de gran formato. A pesar de que su familia luchó contra la dictadura de Pinochet y los temas políticos nunca fueron incómodos en la mesa, sus obras van “más allá de lo panfletario” y funcionan como un “código de red que aparece y desaparece en la imagen”, el cual se entrelaza con la crudeza y el sarcasmo.
“Casi todos los personajes que utilizo tienen que ver directa o indirectamente conmigo, han pasado por mi vida o han marcado históricamente la misma”
En lo formal y metodológico, las historias de Pablo se cuentan con una cierta superposición de colores, saturaciones, contrastes, capas, planos, personajes y elementos que aparecen en la escena y añaden significados a la pintura.
“Eso responde a un concepto llamado ‘corte y confección’ que viene de la moda. Lo aplico como una especie de collage, donde ‘recorto’ las figuras que me interesa ubicar en el cuadro y luego las ‘pegoteo’ en la superficie pictórica”.
Esto no lo lleva a cabo de una forma literal, sino por medio de bocetos que dibuja directamente en el lienzo y que, al juntarlos, generan interacciones con distintos niveles de protagonismo de unas figuraciones por sobre otras.
Las narrativas y sujetos resultantes son “atemporales y con cierto grado de enigma”, uno que hay que resolver con “los guiños de los diferentes componentes del cuadro. Casi todos los personajes que utilizo tienen que ver directa o indirectamente conmigo, han pasado por mi vida o han marcado históricamente la misma”. Estos “acertijos” que además, son trabajados desde “códigos ocultos”, pueden servir como puntos de atracción y así pueden tener cierto grado de influencia en el espectador.
Siendo del poniente de Santiago, otra parte del imaginario que Pablo plasma en sus pinturas gira en torno al fútbol, los autos y las apuestas. “Desde niño que voy a la cancha a ver a la Universidad de Chile, primero con mi padre y tíos, y luego con mis amigos del piño Los Fechorías LdeA”, cuenta. Como Straight Edge, no apuesta ni consume drogas o alcohol, e introduce el mundo de la noche “por medio de códigos que se pueden ver en las carreras de autos o de caballos”.
Aparte de generar gran parte de su trabajo con la pintura, Pablo también se expresa a través del vídeo, la cerámica, la instalación y otras disciplinas. Sin embargo, lo pictórico siempre es el punto de partida y el corazón de su obra. “El corazón de mi obra es lo pictórico, el medio donde comienzo cualquier proyecto siempre es la pintura. Si quiero realizar una instalación, lo primero que hago es componer los elementos y distribuirlos como si iniciara una pintura desde cero […] En el caso de un video, imagino la película como recortes de escenas que utilizaría en un cuadro, como ‘frames’”.
“El corazón de mi obra es lo pictórico, el medio donde comienzo cualquier proyecto siempre es la pintura”
Pablo expuso recientemente en la Feria Estampa de Madrid (las dos obras arriba de este texto), y expondrá durante el mes de noviembre también en la capital española de la mano de la galería cubana El Apartamento. Esto llevará sus obras al Untitled Art Fair en Miami a finales de este año. Puedes seguirle en @pablo.linsambarth.