La infancia y adolescencia de Tombo, el aka de Pedro Lomboy Castillo (Osorno, 1977) fueron momentos fundamentales en su desarrollo artístico. Sus primeros estímulos visuales que impactaron, de forma directa, en su trabajo posterior y se convirtieron en una gran influencia para él, fueron los dibujos animados y los cómics. Los personajes de los Pitufos, el Pájaro Loco o Snoopy despertaron su interés por el arte desde muy pequeño, “me hipnotizaban totalmente”, recuerda.
Más adelante, en su juventud, las portadas de los discos que escuchaba y la estética de los videoclips que veía en MTV, le fueron descubriendo a artistas como Andy Warhol, Keith Haring o Robert Crumb. Este período vino acompañado de una incursión en el graffiti que ya dura más de dos décadas y que se convirtió en el medio de expresión principal de Pedro.
“El graffiti apareció como una forma de conectar con la pintura desde un lugar totalmente libre y no académico, pero además como un espacio de vanguardia: se veía una escena creciente a fines de los 90 y principios de los 2000 que invitaba a sumarse. En este universo he hecho grandes amigos que resultaron ser grandes artistas y son mi principal influencia actualmente. Puedo citar a Pablo Benzo, Braco, Basco Vazko, Grolou, Simon Laureyns, Paul Loubet, Rodrigo Rodriguez y Jorge Pomar”.
“El graffiti apareció como una forma de conectar con la pintura desde un lugar totalmente libre y no académico”
Se formó en la universidad como arquitecto y eso amplió sus horizontes artísticos, tomando como referentes la Escuela de la Bauhaus y Le Corbusier, así como sus criterios de funcionalidad y sencillez. En 2015, le invitaron a participar en una exposición en Berlín y eso marcó un antes y un después en su carrera como artista. Pintó sus primeros cuadros con aerosol y, desde entonces, se ha dedicado de forma constante a su trabajo en el estudio.
“He experimentado con varias técnicas, manteniendo siempre una conexión con la atmósfera y la técnica callejera, usando aerosoles, marcadores y brochas, así como un permanente factor de improvisación y velocidad en la composición. Hay un origen en el graffiti que es muy influyente en mi trabajo, aunque son disciplinas diferentes, existe un diálogo permanente”.
“Hay un origen en el graffiti que es muy influyente en mi trabajo, aunque son disciplinas diferentes, existe un diálogo permanente”
En lo formal, esta diversidad de influencias y estímulos que Tombo recibió a distintas edades y épocas formativas, sentó las bases de lo que sería su futura exploración artística. «Dentro del estudio se han encontrado todos estos referentes estéticos y habilidades que acumulé a lo largo de mi vida. El imaginario pop se aprecia principalmente en el color, el diseño y la arquitectura impactan en lo formal y en la construcción de las composiciones, y la gestualidad viene marcada por las técnicas de la pintura en la calle«.
Y en lo conceptual, Pedro se decanta por conectar con el espectador apelando a la intuición, a aquello más inconsciente que nos transmite algo sin saber por qué ni cómo. «Creo que una obra es capaz de capturar una especie de energía o vibración que se genera en su proceso de creación. Lo que trato de hacer es transmitir una coordenada lúdica a través de una abstracción, libre de interpretaciones figurativas que da espacio a una experiencia más personal frente a la obra, una conexión más directa entre el artista y el espectador”.
“Lo que intento hacer es transmitir una coordenada lúdica a través de una abstracción, libre de interpretaciones figurativas”
En la actualidad, Pedro se encuentra trabajando en una exposición individual que planea inaugurar en noviembre en Valparaíso. Está lleno de ideas para este proyecto y espera sorprender al público con nuevas obras y conceptos.
Puedes seguirle en su cuenta de Instagram @tomboartworks.
