Kerry James Marshall, oscureciendo la historia
Esta es una “trivia” de 3 preguntas retóricas:
- Nombra uno o más pintores famosos negros (sin usar a Basquiat como comodín). ¿Te ha tomado más tiempo de lo esperado?
- Menciona la última retrospectiva de un artista negro a la cual asististe. Difícil, ¿no?
- Señala la obra de un artista negro donde solo se retrate gente negra. ¿Sería más fácil si preguntara por alguien blanco en lugar de uno negro?
Si pudiste contestar los enunciados anteriores, mis felicitaciones, has ganado el derecho de sentirte superior al resto por 5 segundos. Si no pudiste, y quieres hacerlo mejor la próxima vez, lee el siguiente artículo.
Estos últimos meses Kerry James Marshall (Birmingham, Alabama, 1955) ha cobrado gran notoriedad debido a que su obra Past Times (1997) fue comprada por 2.1 millones de dólares, el precio más alto pagado por una pintura hecha por un artista afro-americano vivo en toda la historia. Fue nada más y nada menos que P. Diddy quien la compró.

Sin embargo, este artista no es un novato dentro del mundo del arte. Por décadas Kerry James ha trabajado temáticas que incluyen la vida e historia de la cultura negra, especialmente, su marginalización dentro del contexto socio-político estadounidense, y la casi nula presencia que tienen en el arte occidental.


Obra Past Times comprada por P. Diddy

Utilizando la pintura, la fotografía, la escultura, y el vídeo, como medios para dialogar con la idea de blackness (negritud), Marshall hace su reivindicación con personajes sonrientes, vestimentas y ritos sin juicio, una reinterpretación de lo que significa ser afro en los tiempos del #BlackLivesMatter.
Aún así, la consciencia social y racial no llegó de la noche a la mañana para este artista, sino que fue resultado de constantes encuentros con el lado “oculto” de Los Ángeles. Kerry James llegó a los 7 años a vivir, junto a su familia, a tan solo 12 calles de los cuarteles generales de las Panteras Negras (organización negra, socialista y revolucionaria, que causó más de un altercado con fin de erradicar la segregación racial en los Estados Unidos). Esto, sumado al asesinato del cartero de su barrio en el pórtico de su mejor amigo, y a encontrarse en una ocasión frente a frente con una mujer apuñalada múltiples veces por un ex-soldado, fueron hechos responsables del florecimiento en el artista de una determinada visión del mundo.



Todas esas situaciones no fueron casuales, sino que derivaban de la deliberada marginalización de la people of color (gente de color), es decir, gente-no-blanca. Marshall desarrolló una sensibilidad especial para percibir lo que lo rodeaba y, a la vez, aceptarlo tal cual era, con sus luces y sus sombras.
Hasta la década de los 80s la única manera en que los artistas negros pudieran representar la figura afrodescendiente era por medio de la fragmentación o la distorsión a través de colores, es decir, pintar a esos personajes de color azul, verde o amarillo. Marshall rompe los esquemas de la pintura clásica occidental, creando retratos con tres tipos de negros diferentes (carbón, marte y marfil), los cuales, aún con matices, perfilan ineludiblemente a personas negras, con todas las riquezas que este no-color puede brindar, y donde lo único blanco que hay son las sonrisas.



Su última exposición Mastry (2016-2017) fue exhibida en tres de los museos más grandes de Estados Unidos: el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, y el Museo Metropolitano de Nueva York.
Ésta abarcó 35 años de carrera del autor, desde sus años formativos en 1980 hasta su historieta de ciencia ficción Rythm Mastr. La tira tiene lugar en una comunidad negra en la que su héroe imparte lecciones sobre cultura africana y egipcia, mientras habita un barrio lleno de pandillas y de problemas socio-políticos.
